Américo
Fernández
INDICE
I. La Orden
- Origen de la Orden
- Ordenes honoríficas en Venezuela
- Orden Congreso de Angostura
- Ley Orden Congreso de Angostura
- 1973. Presidente Caldera primero en recibirla
- 1974. Arzobispo Crisanto Mata Cova
- 1978. Presidente Carlos Andrés Pérez…
- 1982. Doctor Andrés Sucre Eduardo…
- 1983. Presidente Luis Herrera Campins….
- Modificación de la Ley
- 1984. Doctor Francisco Battistini…
- 1985. Maestro Jesús Soto…
- 1986. Ing. Leopoldo Sucre Figarella…
- 1987. Ing. Efraín Carrera Saud…
- 1988 Wolfgan Larrazabal Ugueto…
- 1989. Monseñor Mariano Gutiérrez…
- 1996. Monseñor Constantino Maradey Donato…
- 1992. Horacio Cabrera Sifontes…
- 1993. Ramón Escovar Salom…
- 1994. Dr. Ramón J. Velásquez…
- 1995. Dr. Clemente Vallenilla…
- 1996. Dr. Manuel Alfredo Rodríguez…
- 1997 Mercedes Febres de Natera…
- 1998. Arq. Manuel Garrido Mendoza…
- 1999. Cantata bolivariana
- 2000. Padre Antonio Opazo…
- 2001 Hugo Chávez Frías
- 2002. Fidel Castro
- 2003.
- . 2004. Pompeyo Márquez
II. Angostura
sede del Congreso de la emancipación
1. La Convocatoria
2. Aplazada
3. La Instalación
4. Presencia del Jefe Supremo
III. Discurso de
Angostura
1. El Libertador depone el mando
2. El Genio de
Bolívar supera las barreas
3. Prefiere el título de buen ciudadano
4. Peligros de continuismo en los Poderes Públicos
5. Proyecto de Constitución
6. La base de la República venezolana
7. El régimen absoluto
8. Lo que ha pasado y todavía pasa entre nosotros
9. Enseñanza de actualidad
10. La forma de Gobierno conveniente
11. Origen de la
tiranía
12. El Imperio de la democracia
13. Inconvenientes de la Federación
14. El atracito del sistema federal
15. Perfección prematura y por lo tanto funesta
16. La mezcla de razas forma el tipo del venezolano
17. Desigualdad inevitable
18. El más perfecto sistema de gobierno
19. El ambiente del Despotismo
20. No es posible la Democracia absoluta
21. El ejemplo de Roma
22. Inglaterra y Francia
23. Las lecciones de la experiencia
24. La legislación inglesa y el Senado vitalicio
25. Inglaterra, modelo de pueblos libres
26. Sus ventajas
27. El peligro de las elecciones. Su depuración
28. La base fundamental
29. El imperio de las leyes
30. Dos formas antagónicas
31. Necesidad de fortalecer el principio de autoridad
32. Utopías políticas
33. Justo equilibrio del Gobierno y de la sociedad
34. Se debe vivir en la realidad
35. El amor a las leyes es el amor a la Patria
36. Las razones del desamor a las leyes
37. La unión íntima como único remedio
38. Importancia de la educación popular
39. Ciudadanos activos y ciudadanos pasivos
40. La unión y concordia de los Poderes
41. Prefiere el centralismo a la Federación
42. Abolición de la esclavitud
43. Honores y recompensas a los que hacen la guerra
44. Las pretensiones de España
45. La situación del Ejército de Venezuela en 1819
46. Génesis de la Gran Colombia
47. Conclusión.
IV. Reseña
histórica de la Casa sede del Congreso
- Colegio de primeras letras
- Correo del Orinoco
- Colegio Federal
- Colegio de Abogados, Tribunales y Asamblea Legislativa
Américo
Fernández
ORDEN
CONGRESO
DE ANGOSTURA
1973
- 2004
Ediciones Gobernación del
Estado Bolívar
Origen de la Orden
El vocablo Orden tiene numerosas acepciones y una
de ellas es la de institución honorífica creada para premiar lo meritorio. Se materializa en collares, cordones,
brazaletes, escarapelas y medallas. Ostenta emblemas tomados de los símbolos
tradicionales, de la heráldica o de otras fuentes, según el carácter del acto
que se premia. Generalmente los emblemas
aparecen bordados o grabados en delicada pasamanería, cinta de seda o
terciopelo, o en metales preciosos. Las diferencias y gradaciones constituyen
las órdenes de las condecoraciones.
Tiene su origen en las llamadas “Ordenes de caballero”
que eran sociedades honoríficas a las que se accedía mediante nombramientos que
otorgaba un Estado. Los miembros de una
Orden solían recibir una condecoración o medalla y un título formal como, por
ejemplo, Caballero Comendador o Caballero de la Gran Cruz.
Durante la edad media surgieron numerosas órdenes,
algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días como es el caso de la Orden de la Jarretera, en Gran Bretaña;
la Orden del Elefante, en Dinamarca y
la Orden del Toisón de Oro, en España
y Austria, las cuales mantienen tanto los símbolos como la nomenclatura de la
época medieval, aunque su función es sólo honorífica.
De acuerdo con recientes hallazgos, en el antiguo Egipto
se otorgaba el Collar de Oro de los Faraones y existían dos órdenes, una de la
Mosca y otra del León. Los griegos
distinguían a sus grandes soldados y ciudadanos con presentes, inscripciones y
emblemas. En Roma las órdenes se
expresaban en coronas de diferentes formas y confección conforme a su sentido
emblemático. Durante la Edad Media la
condecoración estuvo ligada al ceremonial de las órdenes de caballería, instituidas
bajo la influencia de la iglesia y el feudalismo.
En los tiempos modernos se han venido instituyendo en los países europeos y de América, numerosas
órdenes cuya dignidad se ha hecho histórica.
En España, por ejemplo, aparte de
la antigua Orden del Toisón, ya
citada, existen la Real Orden de Carlos
III fundada en 1771, cinta de color azul con una raya blanca en el centro,
y la Orden Isabel la Católica, creada en 1815 por Fernando VII, para premiar
servicios de nacionales y extranjeros.
Es una cinta blanca, bordeada de amarillo.
Napoleón Bonaparte estableció en 1802 la Legión de Honor que por hacerse cada vez
más civil y social, llevó al Gobierno francés a crear en 1915 la Cruz de Guerra, propiamente
militar. Pero la condecoración militar
más ingeniosa es la Cruz de la Guerra de
Inglaterra, fundida con el metal de los cañones capturados durante la
Guerra de Crinea (1854-1856). Esto
aparte de la Orden del Mérito,
fundada por Eduardo VII en 1902. Bélgica
rinde honores con la Orden de Leopoldo
fundada en 1832, el Japón con la Orden
del Sol Naciente y la Santa Sede, con la Orden del Santo Sepulcro.
Los Estados Unidos es uno de los países en que la gama de
condecoraciones militares y civiles alcanza el mayor número. La más alta y antigua, que alcanzó lucir
Jorge Washington, en 1776, es la Medalla
de Honor del Congreso que se concede por heroísmos extraordinarios
consumados frente al enemigo con arrojo más allá del deber. Es la única distinción que requiere el voto
del Congreso.
En los países hispanoamericanos, la Orden más antigua es
la Orden de Mérito chilena, la más
importante concedida por ese país sureño.
Fue instituida en 1817 por
Bernardo O´Higgins, después de la batalla de Chacabuco, para honrar a todos
aquellos que habían contribuido de forma decisiva a hacer posible la victoria
de los patriotas.
En 1821, el general José de San Martín creó la Orden del Sol, condecoración militar
peruana, creada para ser conferida a los más destacados ciudadanos, tanto
civiles como militares, que se distinguieran por servicios prestados al
Estado. La primera santa de origen
latinoamericano, Santa Rosa de Lima, fue elegida patrona de esta Orden del Sol.
Argentina otorga la Orden
del Libertador San Martín; México, la del Águila Azteca; Colombia, la de
Boyacá; Panamá, la de Vasco Núñez de
Balboa; Ecuador, la Abdón Calderón; Brasil, la del Cruceiro do Sul; Cuba, la de Carlos Manuel de Céspedes y Venezuela,
la del Libertador Simón Bolívar.
Órdenes
Honoríficas en Venezuela
Orden
Colombiana del Valor y del Mérito creada por el
Generalísimo Francisco de Miranda al iniciarse la República, es la más antigua que se conoce en Venezuela. Su distintivo era un escudo, a colocarse en
el brazo izquierdo, cerca de la bocamanga.
Un año después, 24 de octubre de 1813, iniciada la
segunda República, Simón Bolívar decretó
la “Orden de los Libertadores”
con la cual se condecoraban a los patriotas que hubieran vencido no menos de
tres veces en la lucha por la independencia.
La Orden consistía en una cinta amarilla de la cual pendía una estrella
de siete radios, símbolo de las siete provincias que formaban la República. La Orden fue concedida por el Libertador
hasta 1818 y se extinguió con la disolución de la Gran Colombia.
En agosto de 1861, el general José Antonio Páez, creó la
“Orden del Mérito”. Constaba de tres
clases: “Gran Cordón”, con banda y placa;
“Gran Oficial”, venera al cuello y “Caballero, venera pendiente de
cinta, al pecho. Era una estrella de cinco
puntas, en esmalte blanco, sobre una corona de laurel. En el centro las Armas de la República; en el
reverso la mención “Honor al Mérito” y la fecha 29 de agosto de 1861. Dejó de concederse tras el triunfo de la
Guerra Federal.
Todas estas órdenes han sido sustituidas por otras
actualmente vigentes: Orden del
Libertador, la primea de la República y la cual encuentra sus antecedentes
en una sucesión de Medallas creadas para rendir homenaje a Simón Bolívar. La primera fue la Medalla de Distinción creada en 1854 y la cual llevaba un busto del
Libertador que pendía de una cinta azul, en dos clases, oro y plata. Quedó suprimida al reformarse el decreto, 14
de septiembre de 1880, para instituir la Medalla
del busto del Libertador gradada en cinco clases. En 1922 se modificó el Decreto para agregarle
la clase “Collar” destinado al Jefe de Estado y extranjeros de igual jerarquía.
A la Orden del Libertador le siguen la Orden Mariscal Sucre para actos heroicos
en guerra internacional o en defensa del orden público. La joya que es una cruz paté con la efigie
del Mariscal, consta de tres clases; Orden
Francisco de Miranda, creada en 1939 y modificada en 1943, en tres clases,
cinta amarilla; Orden Andrés Bello,
creada en 1965 y modificada en 1966.
Premia servicios y méritos literarios, científicos, artísticos. Comprende Collar, bande de honor, corbata y
medalla. En la venera la efigie de
Andrés Bello. Cinta morada con lista blanca
vertical en el centro; Orden Rafael
Urdaneta, para premiar servicios militares en fila y también a civiles que
hayan prestado cooperación y servicio a las Fuerzas Armadas; Orden del Mérito en el Trabajo, creada
en 1954, tres clases y representa los distintos elementos que simbolizan la
riqueza del país y el trabajo intelectual o manual; Orden
General José Antonio Páez, creada en 1970,
para apremiar a los sub-oficiales
profesionales; Orden Henri Pittier,
creada en 1974 para distinguir los méritos relacionados con la conservación de
los recursos naturales; Orden Primero de
Mayo, creada en 1976 para premiar méritos sindicales y Orden del Mérito Deportivo,
creada en 1949 y modificada en 1978.
Aparte de estas condecoraciones creadas por el Gobierno
central, existen las que se imponen a nivel de las entidades federales, entre
las cuales sobresale indudablemente la Orden
Congreso de Angostura, instituida hace treinta años no sólo para distinguir
a los sobresalientes servidores de Guayana, sino para proyectar o mantener viva
en la conciencia de las generaciones por venir, la extraordinaria significación
del Congreso Constituyente de Venezuela reunido en la Angostura del Orinoco en
1819, dentro del contexto histórico del proceso de la emancipación americana.
Orden
Congreso de Angostura
Como pocas en el país, la Orden Congreso de Angostura se instituyó por una Ley de la Asamblea
Legislativa conforme a un anteproyecto presentado por el doctor Asdrúbal Aguiar
Aranguren, entonces Secretario Privado del Gobernador arquitecto Manuel Garrido Mendoza
(1970-1974).
El anteproyecto fue presentado el 21 de enero de 1971 al
Poder Legislativo Regional acompañado de la siguiente exposición de motivos:
“La elaboración
del presente ante-proyecto de Ley de la
Orden Congreso de Angostura, ha tenido como fundamental objetivo,
establecer una forma realmente eficaz y permanente, con la cual se pueda
dignificar debidamente la importancia histórica de uno de los hechos más
transcendentales de una Epopeya Libertaria, motivador de la estabilidad de
nuestras instituciones y fiel gestor de la nacionalidad. Más, cuando tan magno
Congreso tuvo como sede la tierra Guayanesa, que la hizo no pasar por
desapercibida en los anales de la Historia Patria.
El Artículo 1º del Ante-Proyecto, a más de dar creación a
la Orden respectiva, esboza brevemente el móvil que ha tenido el Estado para
crearla, y destaca la importancia histórica del hecho.
Posteriormente,
el Artículo 2º pretende establecer en forma precisa el destino de la Orden y
las personas que pueden hacerse acreedores a la misma, por los valiosos
servicios que hayan prestado al Estado Bolívar y por los méritos que hayan
sabido recabar, constituyendo en tal forma honra para la tierra de Guayana. El
referido Artículo 2º, no hace diferencia en cuanto la persona a recibirla,
destacando que pueden ser nacionales o extranjeros, pero que residentes o no en
el Estado, hayan desplegado alguna labor que haya redundado en beneficio de la
colectividad bolivarense y la Región, igualmente, personas que se hayan
destacado en tal forma, bien profesionalmente, en el ejercicio de alguna actividad,
o en el acontecer de algún hecho, que haga al Estado y su colectividad,
sentirse honrados con las mismas.
El Artículo 3º, consagra las clases o grados para la Orden Congreso de Angostura, las cuales tendrán en sus insignias o
distintivos características especiales que serán objeto de reglamentación
(Art.7º). Las clases o grados tendrán por objeto crear una medida de
calificación de los servicios valiosos prestados o méritos de la persona
agraciada.
Será el Consejo de la Orden, cuya integración se
establece en el Artículo 4º, quien tendrá que motivar el otorgamiento de una u
otra clase, y el voto circunstanciado del mismo será el que justifique o no el
grado respectivo. La integración del Consejo de la Orden, del cual su máximo
jerarca es el Primer Magistrado Regional, Jefe de la Orden, trata en lo posible
de seleccionar un grupo de personas que por su ocupación o posición puedan
lograr dos objetivos primordiales: (a) Representar toda la colectividad o
sectores del Estado; y (b) Dignificar fielmente y jerarquizar la importancia de
la ORDEN otorgada.
Posteriormente, el Artículo 6º de la Ley de la Orden
“Congreso de Angostura”, establece las causales de pérdida de la Orden por
parte de los agraciados. En tres (3) letras (A, B y C) el artículo 6º señala un
conjunto de la investidura, y por ende, hacen a la persona que haya incurrido
en ellos, indigna de conservar y ostentar la Orden correspondiente. En cuanto a
la Causal “a” del Art. 6º, bastará la sentencia condenatoria y definitivamente
firme del Tribunal Penal competente, para que opere automáticamente y de pleno
derecho, la pérdida de la Orden, sobre la cual no hace falta aunque pueda
hacerse, un pronunciamiento expreso y circunstanciado del Consejo de la Orden,
lo que si se hace necesario en las causales “b” y “c”, por la naturaleza de los
hechos.
Por cuanto, la presente Ley de la Orden Congreso de Angostura requiere necesariamente de una
posterior reglamentación que tenga como objetivos fundamentales, regular lo
relacionado a las características de las insignias y distintivos de la Orden,
establecer la estructura y forma de funcionamiento del Consejo, y todo lo referente al otorgamiento de una u
otra clase o grado, se ha hecho necesario prever y asegurar en forma
provisional la aplicación de la Ley por medio de una Disposición Transitoria
dictada al efecto, la que caso de no existir, sometería de forma absoluta la
aplicación de la Ley a un Reglamento, el cual, si no es dictado prontamente por
el Poder Ejecutivo Regional, permitiría la existencia de una Ley más de las que
se han dictado innumerablemente, pero que nunca se han aplicado.
A tal efecto, el Gobernador del Estado, estará encargado
provisionalmente de llevar sobre sí la responsabilidad de la integración del
Consejo y su funcionamiento, del Libro de la Orden, y todo lo referente a su
archivo y actas. Igualmente, podrá diseñar y establecer las características de
los distintivos e insignias de la Orden, y solicitar su elaboración, pero
teniendo el cuidado de consagrar exactamente en el Reglamento las
características de las mismas, previendo que sus caracteres sean un verdadero
reflejo del grandioso y significativo Congreso de Angostura.
Advertencia: Quizá a simple vista pueda pensarse que la
creación de la presente Orden deba hacerse por Decreto Ejecutivo, en atención a
que las Ordenes Nacionales, se crean por medio de Decreto presidencial, al ser
de la competencia del Poder Nacional,
según la constitución de la República, el acuerdo de honores a personas
por los meritorios y valiosos servicios
prestados a la Republica. Sin embargo, en el caso específico del Estado
Bolívar, la Constitución respectiva reservó a la competencia de las Cámaras
Legislativas, y no al Poder Estadal, el “Acordar
honores a quienes hayan prestado servicios meritorios a la República, al Estado o al Municipio”. (Ordinal
20º del Artículo 32 de la Constitución del Estado). Es por ello, que la
creación de la Orden Congreso de
Angostura de Angostura, se hace por Ley sancionada por la Asamblea
Legislativa de Estado Bolívar.
Ciudad Bolívar, 21 de Enero
de 1971.
ASDRÚBAL AGUIAR ARANGUREN
Secretario Privado del
Gobernador
El anteproyecto no sufrió modificación alguna y fue
transformado en Ley el 27 de marzo de 1973 por la Asamblea Legislativa, ejecutado por el Gobernador Manuel Garrido
Mendoza el 22 de mayo y promulgada en la
Gaceta Oficial del Estado el 28 de junio del mismo año 1973, tal cual como se
reproduce a continuación:
LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DEL ESTADO BOLIVAR
Decreta
la siguiente
LEY
DE LA ORDEN “CONGRESO DE AGOSTURA”
Artículo
1º. Se crea la Orden Congreso de
Angostura, como una forma de realzar uno de los más importantes hechos
históricos acaecidos en el Estado, y que ha sido factor en la consolidación de
las Instituciones Republicanas.
Artículo
2º. La “Orden Congreso de Angostura” estará destinada a premiar a todas
aquellas personas nacionales o extranjeras, que en una u otra forma hayan
prestado valiosos servicios al Estado, o que se hayan destacado brillantemente
en sus actividades profesionales, públicas o privadas, constituyendo honra para
la tierra de Guayana.
Articulo 3º. La “Orden Congreso de Angostura”, constará
de diferentes grados o clases, que serán el indicativo del rango en la misma, y
la medida de calificación de los servicios prestados al Estado, y de los
méritos a que se haya hecho acreedor el candidato. Dichos grados son los
siguientes:
COLLAR
PRIMERA CLASE
(Banda de Honor)
SEGUNDA CLASE
(Corbata)
TERCERA CLASE
(Medalla).
Artículo 4º. La
concesión de la Orden Congreso de
Angostura, la hará el Gobernador del Estado, previo el voto favorable y
circunstanciado del Consejo de la Orden, que estará integrado por: el
Presidente de la Asamblea Legislativa, el Arzobispo de Ciudad Bolívar, El
Secretario General de Gobierno, un representante del Poder Judicial del Estado,
un representante de las Fuerzas Armadas Nacionales, el Presidente del Consejo
Municipal del Distrito Capital y un representante de la Asociación Venezolana
de Periodistas, Seccional del Estado Bolívar.
Artículo 5º. El
Gobernador del Estado, es el Jefe de la Orden
Congreso de Angostura, y por ende, tendrá derecho a recibir el Collar de la
Orden mediante resolución firmada por los miembros del Consejo, la que le será
entregada en el momento de tomar posesión de la Primera Magistratura Regional.
Artículo 6º. La Orden Congreso de Angostura se pierde
por:
a)
Condena
definitivamente firme en juicio criminal, contra el titular de la respectiva
condecoración;
b)
Por
uso indebido de las insignias o distintivos, sin perjuicios de las demás
responsabilidades a que se haga acreedor por el hecho correspondiente; y
c) Por haber concurrido a la
comisión de algún hecho que sea lesivo a la dignidad y respeto que merece la
investidura de la Orden Congreso de
Angostura.
Igualmente, se
pierde en grado, al haber recibido la Orden en un grado superior al que
ostentaba en el momento del ascenso.
Artículo 7º. El Ejecutivo
Regional, por Decreto-Reglamentario que dictará al efecto, determinará las
características de las insignias o distintivos de la Orden, así como también
los requisitos para el otorgamiento del respectivo grado. Señalará también, la
estructuración y funcionamiento del Consejo de la Orden, y lo referente a todo
medio o circunstancia que facilitara la real aplicación de la presente Ley, en
el cumplimiento fiel de sus objetivos.
DISPOSICION TRASITORIA
UNICA:
Entre tanto el ejecutivo Regional dicta el Reglamento de
la ley de la Orden del Congreso de Angostura, será de la responsabilidad del
Gobernador de Estado o quien haga sus veces, llevar el libro de la Orden, en
donde se irán anotando las personas que
la vayan recibiendo, y señalamiento breve de la causa motivadora del honor que
recibe el agraciado. Así mismo, llevará todo el archivo de las actas y demás
documentos del Consejo de la Orden.
Podrá igualmente, determinar las características de las insignias y
distintivos de la Orden, las que consagrará formalmente en la normas
reglamentaria respectiva
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la
Asamblea Legislativa del Estado Bolívar, a los veintisiete días del mes de marzo
de mil novecientos setenta y tres. Años: 164° de la Independencia y
115° de la Federación.
Presidente, Alfonso Paraguán; Primer Vicepresidente, Stella Cabrera de
Hernández; Segundo Vicepresidente, Víctor Abad Martínez. Secretario, Rafael Infante Romero.
1973
Presidente
Caldera primero en recibir la Orden
El primero en ser condecorado con la Orden Congreso de Angostura, en su clase
“Collar”, fue el Presidente de la
República, doctor Rafael Caldera, en el acto de inauguración del Museo de Arte
Moderno “Jesús Soto”, 25 de octubre de
1973. En esa ocasión el artista guayanés
recibió del primer mandatario nacional la Orden Andrés Bello en su primera
clase.
La Orden fue acordada por el Consejo respectivo con tres
días de antelación y a proposición del Gobernador Manuel Garrido Mendoza, según
el tenor de la siguiente (Acta
No. 1)
En Ciudad Bolívar,
hoy veintidós de agosto de mil novecientos setenta y tres, a las tres
p.m., comparecieron ante el Despacho, previa convocatoria, los ciudadanos
Profesor Alfonso Paraguán Presidente de la Asamblea Legislativa de la Entidad,
Presbítero Florencio Jiménez, en representación del Arzobispo de Ciudad
Bolívar, Dr. Jesús Manuel Bastidas Pérez, Secretario General de Gobierno; Dr.
Alcibíades Cárdenas, en representación del Poder Judicial; Coronel Mario Velandia
Ramírez, en representación de las Fuerzas Armadas Nacionales; Antonio José Grimaldi,
en representación del Concejo Municipal del Distrito Heres y Américo Fernández,
en representación de la Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional
Bolívar, integrantes del “Consejo de la Orden” con motivo de la imposición de
la Orden del Congreso de Angostura (Collar) al Ciudadano Presidente de la República de Venezuela Dr. Rafael Caldera.
Ante la Proposición del Ciudadano Gobernador del Estado
Bolívar arquitecto Manuel D. Garrido Mendoza, quien asistió al acto, se acordó
la concesión de dicha Orden al ciudadano Presidente de la República de
Venezuela, previo el voto favorable y circunstanciado del referido “Consejo de
la Orden” Terminó, se leyó la presenta
Acta y hallada conforme, firman.
1974
El 11 de
noviembre de 1974 a solicitud del Gobernador doctor Domingo Álvarez Rodríguez,
volvió a reunirse el Consejo de la Orden para considerar la postulación del reverendísimo monseñor doctor Crisanto Mata Cova, segundo Arzobispo de Ciudad Bolívar desde
1966 y quien venía desarrollando una excelente labor social, religiosa y educacional en el Estado. La Orden Congreso de Angostura en su clase
Collar le fue impuesta en el despacho del Gobernador dos días después, con
motivo de la celebración de sus bodas de plata episcopales.
1978
El Consejo de
la Orden tuvo un prolongado receso y no fue sino tres años y diez meses después,
es decir, hasta el 7 de agosto de 1978 cuando se reinstaló bajo la presidencia
del gobernador Jesús Álvarez Fernández,
esta vez, para conceder la Orden en segunda clase a, Lucas Fernández Peña, fundador de Santa Elena de Uairén y quien por
espacio de más de cuatro décadas se mantuvo en la frontera creando conciencia
nacionalista y educando comunidades con desprendimiento y elevado patriotismo.
Ese mismo año,
3 de octubre, la Orden le fue otorgada, en primera clase, a la ciudadana Malvina Rosales Granarolli, insigne
trabajadora social, distinguida como la primera mujer bolivarense que echó por
la borda los prejuicios convencionales de la época para de salir a la calle a
trabajar en una oficina pública al lado de los hombres.
El ocho de
noviembre el Consejo de la Orden acordó otorgarla en su clase Collar al
entonces Presidente de la República
Carlos Andrés Pérez, atendiendo una
solicitud de todos los Concejos Municipales
de los distritos del Estado por considerar “que ha sabido interpretar fielmente nuestros sentimientos
nacionalistas e incorporado a Guayana definitivamente al desarrollo nacional”. El mandatario recibió la máxima condecoración
el sábado once en sesión solemne de la Municipalidad que lo declaró huésped de
honor y luego de la puesta en servicio del
Puente sobre el río Aro y del IV Plan de
la Siderúrgica del Orinoco que haría posible una producción de 4.800.000
toneladas de acero líquido.
El 22 del mismo
mes, el Consejo de la Orden acordó concederla en segunda clase a los oficiales
de las Fuerzas Amadas Nacionales, Tenientes coroneles Octavio Serrano Gualdrón, Francisco Antonio Guerrero y Oscar Barreto
Leiva, “por considerar que los mencionados oficiales han demostrado gran
vocación de servicio y han sido valiosos colaboradores del Ejecutivo Regional
en el afianzamiento de las instituciones democráticas” La misma la impuso el Gobernador
ingeniero Jesús Álvarez Fernández el 28 de noviembre en el Fuerte Tarabay de
Tumeremo en el ato de traspaso de mando del Batallón de Ingenieros Juan Manuel
Cajigal
1982.
A partir de la fecha anterior, otro receso más
prolongado registró el Consejo de la Orden al no reunirse sino el once de noviembre de 1982 para considerar la
postulación del ingeniero Andrés Sucre
Eduardo, ex Presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, formulada
por el Gobernador doctor Alcides Sánchez Negrón. El Consejo de la acordó concederle la Orden Congreso de Angostura en su primera clase, banda de honor, en
consideración a “su desatacada labor al
frente de la CVG y haber demostrado durante la conducción de la misma, un alto
sentido de integración, solidaridad y sensibilidad humana a favor del pueblo de
Guayana”.
1983
Al año
siguiente, 12 de mayo de 1983, el Consejo de la Orden acordó a proposición del
Gobernador Alcides Sánchez Negrón otorgarle el Collar Orden de Angostura al Presidente de la República, doctor Luis
Herrera Campins, “por considerar que
es un hombre de reconocidos méritos y virtudes y que ha cumplido en el ejercicio
de la Primera Magistratura una destacada labor que lo hace merecedor del título
de buen ciudadano venezolano, demócrata de acrisoladas virtudes e insigne
defensor de los derechos del pueblo”. La dicha Orden le fue conferida dos
días después en acto público en la Plaza
Olivos “Pedro Miguel Chipía” de
San Félix, luego de la inauguración del re-alzamiento en 10 metros de la
Presa de Gurí y varias otras obras en Ciudad Guayana.
Con motivo del
bicentenario del natalicio del Libertador se reunió el 18 de julio de 1983 el
Consejo de la Orden para otorgar las siguiente condecoraciones: en su clase Collar
al Presidente provisional de Venezuela,
doctor Edgar Sanabria creador de la Universidad de Oriente; Primera Clase,
al doctor Asdrúbal Aguiar Aranguren,
autor del proyecto de ley que crea la Orden Congreso de Angostura, ex Ministro
de Relaciones Interiores y Canciller de la Orden Libertador; Primera Clase, al doctor Francisco Papparoni, ex Embajador de Venezuela en la vecina
República del Brasil; Primera Clase,
al doctor Mario Briceño Perozo, ex
director del Liceo Fernando Peñalver de Ciudad Bolívar, Director del Archivo General de la Nación y
fundador de la Escuela de Archivología de la Facultad de Humanidades de la
Universidad Central de Venezuela; Primera Clase, al General de División Andrés Agustín Medina Torcat, Comandante de la
V División de Infantería de Selva; Primera Clase, Antonio Lauro, músico y compositor
bolivarense, cuya obra forma parte del repertorio universal de la guitarra; Primera
Clase, al doctor Manuel Alfredo
Rodríguez; político, historiador,
escritor y parlamentario Primera Clase,
al poeta, escritor y Cronista de Ciudad Bolívar, doctor José Eugenio Sánchez Negrón; Primera Clase, al ingeniero Guillermo Briceño, Presidente
de la Planta Siderúrgica del Orinoco;
Segunda Clase, al doctor
Francisco Álvarez Medina, Secretario General de Gobierno; Primera Clase, al
General de Brigada Enrique Agustín
Prieto Silva, Comandante de la FAC. Región Guayana (Core 8); Primera Clase
a Monseñor César Ortega Herrera,
Vicario General de la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar; Segunda Clase, a Monseñor Samuel Pinto Gómez, Párroco,
docente y Deán de la Catedral de Ciudad Bolívar; Segunda
Clase, al doctor Eduardo Jhan,
profesor de la Escuela de Medicina de la UDO y autor de trabajos arqueológicos
en Guayana; Segunda clase igualmente para Francisco
Natera, dirigente empresarial; doctor
Alcibíades Cárdenes, magistrado judicial; Licenciado Américo Fernández, Periodista; Licenciado Leopoldo
Villalobos, Cronista de Ciudad Guayana; Licenciado Andrés Alexis, educador; José Ramón Russian Requena, dirigente político; doña Mercedes de Natera, honorable
matrona bolivarense y Ana Luisa Contaste,
director de la Casa del Congreso de Angostura.
La Orden, en
las clases mencionadas, fue otorgada por primera vez en la Casa que fue sede
del Congreso de Angostura, durante una sesión solemne de la Municipalidad de
Heres en la que tocó pronunciar el discurso de estilo al doctor Orlando
Contreras Pulido, historiador, abogado y Presidente de la Asociación Venezolana
de Cooperativas Intermunicipales (AVECI).
No obstante que
el diputado Jorge Martínez, entonces
Presidente de la Asamblea Legislativa, suscribió el acta de otorgamiento de las
condecoraciones, el Vicepresidente de la Cámara, doctor Miguel Lima Ostos,
protestó públicamente la forma como se escogieron los candidatos favorecidos.
Modificación de la Ley
El 30 de
septiembre de ese año 1983, la Asamblea Legislativa decretó una reforma parcial
de la Ley de la Orden Congreso de Angostura, pero no solucionó la forma como tenían que adjudicarse las
condecoraciones toda vez que lo podía regular el Reglamento previsto en la
misma ley. La reforma se limitó a
modificar el artículo 4° en el sentido de sustituir la Asociación Venezolana de Periodistas por
Colegio Nacional de Periodistas,
Seccional Bolívar, y el artículo 5° en el sentido de otorgar el Collar de
la Orden al Gobernador del Estado en el momento de hacer entrega de la Primera
Magistratura Regional y no en el momento de posesionarse como se hallaba
establecido en la ley primigenia.
Esta reforma
que en realidad no es reforma sino modificación simple de dos artículos,
sancionada por la Asamblea Legislativa bajo la presidencia del diputado Jorge
Martínez y ejecutada el 4 de octubre por el Gobernador Paúl von Büren Pesquera,
no incluye el artículo derogatorio de la ley anterior, por lo que se ve en la
Compilación Legislativa del Estado Bolívar como ley original.
1984
Uno de los
primeros actos administrativos del doctor Edgar Vallée Vallée, recién designado
Gobernador del Estado Bolívar, fue el de imponer la Orden Congreso de Angostura,
en su primera clase, a los doctores
Francisco Battistini y José Nancy Perfetti, fundadores del Núcleo Bolívar
de la Universidad de Oriente, el primero como director de la Escuela de
Medicina y el segundo, director de la Escuela de Geología y Minas. En el acto realizado en la Casa del Congreso,
15 de febrero de 1984, fue distinguido también el Vicario General de la Arquidiócesis
de Guayana, Monseñor Samuel Pinto Gómez,
quien, por ascenso, recibió la Orden en
su primera clase.
1985
Durante el
segundo año de Gobierno del doctor Edgar
Vallée Vallée, previo acuerdo del Consejo respectivo, fueron favorecidos con la
Orden Congreso de Angostura, en Primera
clase, al pionero universal de las artes
ópticas, Maestro Jesús Soto y el General de División Francisco
Corrie Matos, Secretario Ejecutivo del Consejo de Seguridad y Defensa
Nacional; Segunda clase, al artista
Régulo Pérez, caicarense, premio
nacional de pintura, y la educadora Teodora
Méndez de Montes; Tercera clase, Isidoro
Agnes, (La Negra Isidora) ícono de la música autóctona calloense, y el médico Humberto Bártoli Dasilva, introductor de la penicilina en Guayana
La Orden fue
impuesta el 15 de febrero, en la Casa del Congreso de Angostura, con motivo del
166° aniversario del segundo Congreso Constituyente de Venezuela o Congreso de
Angostura. No estuvieron presentes la Negra Isidora, por hallarse enferma, ni el
Maestro Jesús Soto, quien se había negado recibir la Orden en protesta por
haber el Gobernador designado la Directiva de la Fundación del Museo de Arte
Moderno virtualmente a espaldas suyas.
El Gobernador revocó luego la resolución y aceptó la lista enviada por
Soto.
El discurso lo
pronunció el condecorado general Hugo
Corrie Matos, quien señaló que el país espera una generación que realice sueños
de grandeza. “Incansable espera la patria que se realice algún día la esperanza
siempre renaciente de que una generación venezolana toma conciencia del deber y
realice sus sueños de grandeza.
Con motivo de
la exposición retrospectiva de 700 obras en el Museo de Arte Contemporáneo de
Caracas, Alejandro Otero, oriundo de
El Manteco, vino a Ciudad Bolívar para recibir en su Primera clase, la Orden
Congreso de Angostura, acordada por el Consejo el 12 de abril.
1986
El doctor René Silva Idrogo, médico, escritor y
político, fue designado Gobernador el 3 de febrero de 1986, tomó posesión el 5
de febrero y gobernó hasta el primero de julio de 1987. Durante ese lapso, por acuerdo del Consejo
respectivo, condecoró con la Orden Congreso de Angostura en su Primera clase, al Dr.
David Morales Bello e Ing. Leopoldo Sucre Figarella; en Segunda clase, al Ing. Jesús Rodríguez Estanga y Dr.
Carlos Eduardo Oxford Arias; en Tercera clase, Dr. Aníbal Álvarez y Don Carlos Tomedes.
Por acuerdo del 10
de julio, al General de División Víctor José Higuera Castellano y profesor Carlos Lee Guerra, Primera Clase.
Por acuerdo del
tres de octubre, al Dr. Brígido Natera Contreras,
Primera Clase. Y por acuerdo del 29 de octubre al doctor Gonzalo Barrios, grado “Collar”.
1987
Por acuerdo del
5 de febrero de 1987, el gobernador René Silva Idrogo condecoró con motivo del
168° aniversario del Congreso de Angostura, al General de Brigada Daniel de Jesús Palacios, Presidente de la Corte
Marcial de Guerra; al Contralor General del Estado, Luis Felipe Goubat; al parlamentario Ing. Ildemaro Martínez y al Presidente de Edelca, Ing. Efraín Carrera Saud, con la Orden
Congreso de Angostura, en su Primera Clase.
Asimismo, a. Simón Baliache,
Néstor Natera, Prof. Andrés Guillermo Tovar, en su Segunda Clase y al
dirigente político regional, Luis
Odremán, en su Tercera Clase.
El discurso de
orden en la sesión solemne de la Asamblea Legislativa reunida en el histórico
recinto, lo pronunció el diputado Ildemaro Martínez, quien planteó la necesidad
de transformar al país de una sociedad de consumo a una sociedad manufacturera, estimulando plenamente la
producción y rechazando la forma habitual del facilismo.
Planteó de
igual manera la necesidad de democratizar la cultura y la educación siguiendo
un tanto el ejemplo de la antigua Universidad de Guayana que funcionó en el
mismo recinto histórico a mediados del siglo diecinueve.
Tocó el tema
relacionado con la moral que tanto preocupó al Libertador, a propósito de los
problemas de corrupción que corroen los cimientos morales y éticos del país, a
propósito del consumismo, los gastos desenfrenados y la ostentación. Por último combatió al centralismo y abogó
porque las regiones tomen las decisiones que más convengan a su destino.
Por acuerdo del
5 de marzo del Consejo respectivo, el Gobernador Silva Idrogo condecoró también a los escritores
bolivarenses Guillermo Sucre, Luz
Machado y Lucila Palacios con la Orden Congreso de Angostura en su Primera
Clase.
1988
El 4 de enero de 1988 tomó posesión de la Gobernación del
Estado Bolívar el señor Luis Felipe Goubat, quien despachó hasta el 3 de
febrero de 1989. Durante su gestión, el Consejo
respectivo acordó, con motivo del 169° aniversario del Congreso de Angostura,
condecorar al ex presidente de Venezuela
Vicealmirante Wolfgan Larrázabal
Ugueto, al candidato presidencial Luis
Alfaro Ucero, al doctor Carlos Delgado
Chapellín y General de División Hugo
Pérez Guevara, con la orden en el grado collar.
1989
El periodista y político, Licenciado Omar González
Moreno, fue designado Gobernador el 2 de
febrero de 1989 y gobernó hasta el 3 de enero de 1990, cuando tomó posesión el
primer gobernador elegido directamente por el pueblo. Durante su mandato, el Consejo de la Orden se
reunió una vez y acordó condecoraciones para ser impuestas en la sesión solemne
de la Asamblea Legislativa con motivo de la celebración del 170° aniversario
del Congreso de Angostura, a las
siguientes personalidades: General de División Carlos Santiago,
Comandante de la V División de Infantería de Selva; diputado Ángel Zerpa Mirabal, Presidente de Fetra-bolívar; Monseñor Mariano Gutiérrez, Vicario
Apostólico de las Misiones del Caroní, ( Primera clase); doctor Oscar Contreras, director del Centro Médico de los Seguros
Sociales y al periodista Américo
Fernández, (Segunda clase) y empresario Han Welle (Tercera clase).
El discurso de orden en la ocasión lo pronunció el
licenciado Leonel Salón Rivas, Secretario General del Colegio Nacional de
Periodista, Seccional Bolívar, quien analizó el Mensaje del Libertador del 15
de febrero de 1819 haciéndose énfasis en el aspecto de la educación. Concluyó diciendo que “no hemos alcanzado el gobierno ideal que quería el Libertador”
En la ocasión
el doctor David Morales Bello donó un óleo sobre la muerte del Libertador, obra
interpretativa del artista Rafael Ochoa, para ser exhibido en el propio
inmueble donde se reunió el segundo Congreso constituyente de Venezuela.[1]
1990
Andrés
Velásquez, dirigente obrero y político, fue electo por el pueblo el 3 de
diciembre de 1989. Tomó posesión el 3 de
enero de 1990 para gobernar por un período constitucional de tres años, el cual
se cumplió el 4 de enero de 1993, cuando
nuevamente fue juramentado para un segundo trienio. Se manifestó poco dado a las condecoraciones. Pensaba que se había abusado pródigamente de
la misma, de suerte que durante su primer trienio ninguna personalidad recibió
la Orden Congreso de Angostura, a excepción de Monseñor Constantino Maradei Donato, Obispo de la Diócesis de
Barcelona, con motivo de sus 75 años, clase
Collar, el 16 de noviembre de 1990.
El aniversario 171° del Congreso de Angostura fue conmemorado con una
conferencia del doctor Tomás Polanco
Alcántara, individuo de número de la Academia Nacional de la Historia y de la
Academia de Ciencias Políticas y Sociales que entonces presidía.
1991
El 171°
aniversario del Congreso de Angostura fue celebrado con una ofrenda floral ante
el Padre de la Patria y juramentación de 200 estudiantes integrantes de las
Sociedades Bolivarianas de diferentes escuelas y colegios de la ciudad. Luego los circunstantes de la Plaza Mayor
pasaron al recinto donde se reunió el Congreso de Angostura para asistir a la
sesión solemne conmemorativa de la Asamblea Legislativa. El doctor Manuel Alfredo Rodríguez, invitado
a pronunciar el discurso de orden, fue enfático al decir que “asistimos en
estos tiempos al bochornoso ejemplo de sedicentes legisladores sin probidad, ni
patriotismo y ni tan siquiera una mínima ilustración, que han usado su
investidura para enriquecerse a costa del tesoro público. Manifestó que la tarea que planteó Bolívar
sigue inconclusa y que aún está planteada la lucha por la democracia, por la vigencia del estado
de derecho, por el manejo probo de los dineros públicos, por la independencia y
respetabilidad del Poder Judicial y por la pureza del voto.
1992
Luego de un
receso de dos años, el Concejo de la Orden fue convocado y acordó el 30 de
enero condecorar con la Orden “Congreso de Angostura”, en su grado “Collar”, al
escritor Horacio Cabrera Sifontes.
Asimismo, al General de División
(GN) Fredys Ventura Maya Cardona,
Almirante Elías Rafael Daniels Hernández, Primera Clase y al médico José R. Orta Vásquez, en su Segunda
Clase.
1993
Andrés Velásquez, electo el año anterior para un segundo
período trienal, tomó posesión el 4 de enero de 1993 y durante el primer año
del nuevo mandato no fue convocado el Consejo de la Orden por lo que la conmemoración
del Congreso de Angostura se limitó a la ceremonia protocolar en la Plaza
Bolívar y discurso alusivo a la efemérides.
Así tenemos que el 15 de febrero de 1993, 174° aniversario, correspondió
al doctor Ramón Escovar Salom, Fiscal General de la República, quien expresó que el mensaje del Libertador
fue un compromiso con la ética y la legalidad del país. “Hoy en
Venezuela está planteada una nueva necesidad histórica de rescatar el camino
perdido y de darle a las formas políticas de la democracia un sentido distinto,
transparente y honorable”.
1994
En la ocasión del 175° aniversario, a motu proprio, sin convocar el Consejo de
la Orden “Congreso de Angostura”, por esta razón no existe el acta respectiva,
el gobernador Andrés Velásquez otorgó la máxima condecoración del Estado, en
grado “Collar”, al ex presidente de Venezuela, doctor Ramón J. Velásquez, doctor Allam Brewer Carías, profesor José
Rafael Marrero y Monseñor Medardo Luzardo Romero, Arzobispo de la ciudad,
quien no asistió a la ceremonia por quebrantos de salud. En su lugar la recibió Monseñor Pinto Gómez,
Vicario General.
El doctor Ramón J.
Velásquez, designado para pronunciar el discurso de orden, expresó que la probidad administrativa fue
fundamental para Bolívar y que una de las grandes preocupaciones de Simón
Bolívar, como fundador de la República, lo constituyó el comportamiento ético
de los gobernantes, la imagen que debían tener frente a la comunidad que
presidía, los deberes que debían cumplir, los actos que estaban prohibidos, en
razón misma de la jerarquía que le había otorgado la voluntad popular (…) La
probidad administrativa no fue para Bolívar cuestión política de indiscutible
importancia en la estructura institucional d los nuevos estados.
1995
Tampoco durante el presente año fue convocado el Consejo
de la Orden y el acto oficial del 176° aniversario se limitó a ofrenda floral y sesión solemne de la Asamblea
Legislativa en el inmueble histórico, para recibir como orador de orden al
doctor Clemente Vallenilla, rector de la Universidad de Oriente, quien subrayó
que debemos realizar una cruzada para mantener el pensamiento de Bolívar.
Después de analizar el Mensaje del Libertador al Congreso
Constituyente instalado en la ciudad de Angostura el 15 de febrero de 1819 y
concluir en lo que fue posible a pesar del estado de postración, producto del
sistema colonial, el Rector de la UDO expresó que “los venezolanos, los latinoamericanos, podríamos serlo todo, podríamos
ir progresando cada vez más, pero cada vez más nos atrasamos”.
Lo atribuyó al factor cultural, a los principios
fundamentales que rigen nuestra vida rayanos en una cultura de la mediocridad,
una cultura que se basa en más vale malo conocido que bueno por conocer
y se preguntó ¿cómo puede desarrollarse un pueblo así? “Esa es
una cultura que se basa en que lo mejor es amigo de los bueno. Es decir, que si se aspira ganar una medalla
en las olimpiadas, conformarse con la de bronce si ya se tiene asegurada, no
buscar la excelencia. Conformarse
simplemente con los bueno, es una cultura que nos dice cada día desde que
nacemos que más vale un pájaro en mano
que cien volando, pero ocurre que los hombres que logran triunfar y los
pueblos que se desarrollan son justamente los que dejan libre el pájaro en
procura de todos los pájaros que están volando.
La formación que hemos recibido desde casa es muy pobre para el crecimiento y desarrollo y nos
ayuda solamente a quedarnos pequeños, a pensar pequeño, a sentirnos limitados y
sin visión de futuro. Por ello es
necesario iniciar una cruzada nacional que tenga como meta materializar el
pensamiento del Padre de la Patria, en fin, concretar ideales de unión y
grandeza”.
1996
El doctor Jorge
Carvajal Morales, abogado y político, electo gobernador en las elecciones del 3
de diciembre de 1995 y juramentado el 5 de enero del año siguiente, convocó al
Consejo de la Orden para examinar y acordar las postulaciones siguientes: Orden
“Congreso de Angostura” en el grado “Collar” al historiador Manuel Alfredo Rodríguez, escritora Luz Machado y artista
plástico Jesús Soto; y en Primera clase, banda de honor, al doctor. Antonio Luis Cárdenas, Ministro de
Educación; doctor Saúl Salazar Rivas, rector del Poder Judicial; General de
Brigada (EJ) Rubén Alí Palmar López, Comandante de la V División de Infantería
de selva, doctor Celestina Zamora Montes de Oca, Héctor Monedero y doctor Pablo
Brito (Post-Morten). El discurso de
orden en la ocasión lo pronunció el condecorado Manuel Alfredo Rodríguez.
El 16 de
octubre, por disposición del Gobernador Jorge Carvajal Morales, contenida en
Resolución 21, se confirió la Orden en
su Primera clase al ciudadano Takuya
Negami, director de la empresa Kobe Steel Limited “en virtud de los
servicios prestados a la Región de Guayana y al país, haber sido elemento
fundamental para las inversiones y proyectos desarrollados en el Estado
Bolívar, durante la última década”. Esta
condecoración no fue aprobada previamente por el Consejo de la orden, toda vez
que no se halla registrada en el libro de actas.
Por Resolución
22 del 29 de octubre, tampoco acordada por el Consejo de la Orden, puesto que no existe constancia en el libro de actas, se
confirió la orden en Primera clase al ciudadano General de División (AV) José Gustavo Machado Guzmán, Inspector
de la Fuerza Aérea de Venezuela.
1997
Este año resultó ser el más profuso en condecoraciones,
otorgadas en distintas ocasiones por el gobernador Jorge Carvajal Morales. Solamente dentro del programa aniversario 178°
fueron impuestas veintiocho a las siguientes personalidades: Orden Congreso de
Angostura en su grado “Collar” a: doña Mercedes
Febres de Natera (Post-Morten), doctor Rafael Díaz Sosa y Prof. Raúl Delgado
Estévez. En Primera clase: diputado Rafael Rodríguez Acosta, diputado
Aníbal Maya Ramos Cordero, doctor. Leandro Aristeguieta Capella, General de
División (GN) José Rafael León Orsoni, General de Brigada (EJ) Iván Ramón Schartun
Gómez, Prof. Pablo Mandazen Soto (Hermano
Gines), periodista Jesús Sanoja Hernández, artista plástico Alirio Rodríguez,
profesor Armando Yánez Caicedo y profesora Ana Isolina. Segunda clase: diputada Nelly Frederick de
Marcó, Dr. Clemente Vallenilla, doctor Luis
Cárdenas, Padre Andrés Hermida Migueles, Reverendo Israel Meléndez, Lic. Norma
de Bacaro, ciudadana Lourdes Basanta, y ciudadano José Antonio Ramos. Tercera clase: a los ciudadanos Carlos Barreto (Post-Morten), Isidro Casanova, Jorge Willians Pérez Pulido,
Luis Amador Peralta, Jesusita de Armas,
Gerardo Robles, Luis Esposito,
Pablo Lanz, Atilio Perroni, y Manuel Otero (cronista de Guasipati).
El 9 de junio la recibieron los
ciudadanos Alejandro Vargas y Carlos
Amaya “por ser acreedores de méritos
y haberse destacado como pioneros en las actividades agropecuarias y del
deporte de coleo, en el Estado!”.
El 18 de julio el Gobernador postuló ante el Consejo de
la Orden y así fue acordado, imponer la máxima condecoración (Primera clase) al
doctor José A. Giacopini Zarraga y
en Tercera clase al doctor Arístides Rengel Romberg. Cinco días después, en el grado “Collar”, la
recibió Monseñor Medardo Luis Luzardo.
El primero de
agosto, al coronel (GN) Nelson Eduardo
Antunez, Comandante General de la Policía, en su Tercera Clase.
El 16 de septiembre,
al ingeniero José Francisco Natera, grado “Collar”.
El 2 de
octubre, al ingeniero José Herrero
Noguerol, grado “Collar”.
El 19 de diciembre al
Vicario General de la Arquidiócesis
de Ciudad Bolívar, Monseñor Samuel Pinto Gómez Romero, en grado “Collar”.
1998
Último año del
gobierno trienal de Jorge Carvajal Morales y durante el cual impuso la
condecoración a un número sin precedente de ciudadanos. Como caso especial se condecoró antes del 15
de febrero, específicamente el día 4, con la Orden Congreso de Angostura en su
segunda clase, al doctor Talal Areslan,
Ministro de Emigrado de la República del Líbano, quien se hallaba de visita en
la ciudad.
El 15 de
febrero, 179° aniversario del segundo Congreso Constituyente de Venezuela
(Congreso de Angostura), se invitó para que pronunciase el Discurso de Orden
alusivo al fecha, al doctor Trino Alcides Díaz, Rector de la Universidad
Central de Venezuela y luego, conforme a lo acordado por el Consejo, se impuso
la condecoración a los ciudadanos doctor
David Morales Bello, Arquitecto Manuel Darío Garrido Mendoza, Gral de Brigada
(EJ) Antonio José Navarro Chacón, Dr. Trino Alcides Díaz, Ing. Elías Nadin
Inatty Bello, Ing. Alfredo Rivas Lairet,
poeta Guillermina Rodríguez Lezama, Lourdes Itriago de Gago, grado
“Collar”. A los ciudadanos doctor. Boris
Planchart (Post-Morten), Dr. José Luis Cestari F, Dr. Henry Rodney, Ing.
Antonio León Natera, Dr. Arístides Maza Tirado, Sr. Franco Biocci, Dr. Javier
Hernández. Lic. Alicia Estaba, Lic. Cruz Echenique, Sr. José Manuel Guzmán
Gómez, Prof. Flor Solides de González, Juanita Romero de Franco y Víctor
Inojosa, Primera clase. A los ciudadanos
doctor. José Rafael Orta Vásquez, Sr. Vicente Moret, Sr. Edmundo Kabche, Sr.
Manuel Morgado, Sr. Francisco Moradas, Reverendo Juan Sebastián Guarisma, Sr.
Juan Attie, Sra. Elena Grillet, Sra. Zoila Vargas de Blanco, Sr. Ventura
Villarroel, Segunda clase. A los ciudadanos Teniente Coronel (EJ) Carlos
Jiménez Méndez, Dra. Zoraida Josefina Cáceres Palencia, Lic. Tomás Antonio
León, Lic. Tomás Matos Betancourt, Sr. Freddy Siso, Sr. Cándido Silva J., Sra.
María Alcocer, Sr. Arturo Flores, Sr.
Eleuterio Franco y Sr. Antonio Méndez, en su Segunda Clase. A el Prof. Rafael
Lugo, Prof. Juvenal Páez, Sra. Josefina
Salazar, Sra. Eloina de Pérez, Sra. Mercedes Nicolás, Sra. Nirvia de Hening.
Sra. María Mercedes Campos de Berenguel, Sr. Pedro González, Sargento Primero
(PEB) Luis Alberto Torres, Distinguido (PEB) Néstor Alí Colmenares Ruiz,
Tercera Clase.
El Rector de la
UCV, doctor Trino Alcides Díaz dijo en la ocasión que el Discurso de Bolívar al
Congreso de Angostura están los postulados necesarios para hacer frente a la
crisis que afecta a la República.
Destacó que los
legisladores y demás patriotas que se reunieron en el Congreso constituyeron
una unidad para combatir en todos los frentes posibles: en el campo de batalla,
en el campo periodístico, la diplomacia, el parlamento. Todos esperanzados en el ideario de un país
libre y democrático y próspero, es decir, una República soberana.
-No es posible
en tan poco tiempo analizar esta pieza oratoria del Libertador. Sin embargo, cabe decir, que allí queda
expresado lo fundamental del pensamiento bolivariano. Por ejemplo, la importancia de la libertad,
la justicia, la igualdad, la seguridad y la moral pública. Pentaguía sobe la
cual se erige el Estado, tan necesario aún hoy, para hacerle frente a la crisis
que afecta las bases de la República.
También hizo un
llamado a defender la soberanía latinoamericana frente a los ímpetus de la globalización,
diciendo que “mientras la teoría de la globalización tiene como meta
fundamental alcanzar un más alto nivel de vida para todas las naciones y los
pueblos, a través del avance del progreso y el desarrollo, en la práctica ha
creado más riquezas y bienestar en los pueblos ricos y más pobreza, miseria y
desigualdad en los países subdesarrollados.
En el mes de mayo
del mismo año recibieron la Orden en su clase “Collar”, los ciudadanos Dr. Mario Briceño Iragorri, “quien fuera
hombre público en especial Presidente del Estado Bolívar, figura relevante de
las letras venezolanas y pilar fundamental en la difusión del arte en todas sus
manifestaciones, siendo con otros venezolanos ilustres, digno representante del
quehacer humanístico. En el marco de la
conmemoración del centenario de su natalicio y cuadragésimo aniversario de su
muerte”. Asimismo la recibieron en el
mismo grado: Dr. Álvaro Natera Febres (Post-Morten) y
doctor. Eduardo Jahn Montauban (Post-Morten).
En el mismo mes de mayo,
día 27, por resolución y sin que aparezca en en libro de actas del Consejo de
la Orden, la recibieron en calidad de ascenso los ciudadanos diputado Rafael Rodríguez Acosta (collar; en
segunda clase, Manuel Otero y Lourdes Basanta
y en tercera clase, ciudadano Ricardo
Sarti.
En el mes de
junio, los ciudadanos músico Juan Arteta,
grado “Collar”; doctor Ramón Antonio
Zambrano Ochoa y Dr. Luis Alberto Reyes Chacín,
Primera clase.
En el mes de
julio los ciudadanos Ing. Efrain Carrera Saud, en el grado
de “Collar”; Dr. Iván Darío Badell
González; Ing. Yunio Jesús Leal, Ing. Félix Luque Mirabal, Capitán de Navío Carlos Manuel Briceño
Corales y Contralmirante Francisco
Freites Ruiz, Primera Clase.
En el mes de
agosto, los ciudadanos Coronel (GN)
Nelson Eduardo Antunez y Luis
Ramón Meneses, en su Primera Clase.
En el mes de
octubre, se condecoró con la Orden “Congreso de Angostura” a los ciudadanos Ing.
Omar Montesinos y al Sr. Damián Prat, en su Primer Clase.
1999
Jorge Carvajal Morales resultó reelecto para un nuevo
período constitucional en las elecciones del 8 de noviembre de 1998 y le tocó
celebrar el 180° aniversario del Congreso de Angostura con la presencia del
Presidente de la República Hugo Rafael Chávez Frías, electo en las elecciones
presidenciales del 6 de diciembre de ese mismo año.
Hubo Tedeum en la Catedral y el sacerdote Juan Vives
Surría estrenó su Cantata Bolivariana. No hub0o condecoraciones, pero el recién
electo Presidente de la República pronunció un discurso desde el balcón de la
Casa del Congreso de Angostura invocando el espíritu de 1819 en apoyo a su idea
de convocar inmediatamente una Asamblea Constituyente.
Por la tarde el
Gobernador decretó la creación del Parque Libertador en los predios del Jardín
Botánico y se firmó un convenio que crea
la cátedra Moral y Luces entre la Sociedad Bolivariana del Estado del Roraima (Brasil)
y la del Estado Bolívar (Venezuela).
La primera
condecoración Orden Congreso de Angostura de ese año, la recibió el 12 de julio
el Contralmirante
Luis Alberto Mérida Galindo, en su Segunda Clase.
En agosto la recibieron los ciudadanos General de Brigada (GN) Pedro Eduardo
Zambrano Ortega y Gral de Brigada (EJ) Freddy Pressuto Laurety,
en su Segunda Clase.
2000
El 181°
aniversario del Congreso de Angostura fue conmemorado en el recinto del histórico edificio con
discurso de Monseñor Samuel Pinto Gómez y
condecoraciones a los ciudadanos Coronel
(EJ) Raúl Ortiz Guevara (Post-Morten).; General de Brigada (EJ) René Sericia
García, General de Brigada (GN) Manuel Vicente Naveda Leira; Dra. Geovanda Páez
de Sanoja, Dr. Oscar Machado Pacheco, Dr. José García Velasco, Sra. Dolores
Alcalá, Sra. Mara Passeri de Vitanza y Sr. Adalberto Vicuña, con el grado de “Collar”. Al Padre Antonio Opazo, Prof. Alida Pérez de
Mejías, Prof. Luis Pasarella, Prof. José Antonio Páez, Dr. Roel Marin Brito,
Sra. María Teresa de Meignen, Reverendo Ventura Vinicio Bellizia Lizardi, Lic.
Juan Sarmiento, Sr. Carlos Mendoza, en su Primera Clase; Sra. Carmen Tilac de
Dugarte, en su Tercera Clase.
El Dr. José Luis Cestari Villegas dirigió emotivas palabras en representación de los
condecorados. Señaló el honor de esta designación ante la celebración de una
fecha que constituye verdadero orgullo patriota, propiamente en este mismo
lugar donde se gestaron los pensamientos y programas de aquellos tiempos y que
parecieran tomar vigencia en la actualidad.
Monseñor Samuel Pinto Gómez expuso un breve análisis de la
política y la situación actual del país.
Hizo un llamado de la reflexión a todos los presentes, a mirar el
entorno físico, revisar los ideales y evitar traicionar el mensaje del Libertador
Simón Bolívar que convocó precisamente al trabajo unido de los hombres sabios en
pro del desarrollo de una patria libre, de dimensiones igualitarias.
En aquel acto, en todo momento histórico, lo más importante y vívido
fue la razón del ideal por el cual luchamos en estos momentos y no basta con
que hablemos durante años y nos reunamos aquí recordando la catequesis y el
profetismo del Libertador, no es suficiente que una idea noble y liberadora
descanse por breves momentos en el hombre.
Es preciso practicar esa idea, dedicarle nuestra atención hasta verla
llenarse del sentimiento más profundo del ser venezolano. Nuestro Libertador
pensó por años la idea de libertad de nuestro pueblo, su pensar, actuación, su
reflexión personal, su sentimiento y sus planes, se centraron en una especie de
obsesión libertaria que inspiraba todos sus actos aunque no lo comprendamos en
su totalidad, el ideal que nos transmitió en esta casa bajo este techo viendo
hacia la plaza fue un ideal subjetivo, cautivador, capaz de entusiasmar y
enrumbar al hombre en búsqueda del bienestar republicano. Muy difícilmente entendemos el ideal que llevó,
por ejemplo, a hombres como Colón y Bolívar a alcanzar sus sueños hoy inmersos
como estamos en el materialismo más grosero.
El ideal del héroe o el del caballero por su heroísmo o su
caballerosidad, hoy, queridos amigos, a esta hora y en este momento, a la distancia
en el tiempo de 181 taños, no ha sido posible. No ha sido posible la Venezuela
que él esperaba y si pudiese hablarnos nos proporcionaría la tradición del país
político y nacional, la patria ideal que él soñó, la república ideal que sembró, las virtudes que predicó con su hidalguía. Repetir las palabras que pronunció en aquel momento constituye un reto
a la reflexión para todos los responsables del bienestar de la comunidad.
Recordó Monseñor Samuel Pinto que el pensar del Libertador ante el
papel de los legisladores es el principal fundamento de nuestro sistema. Entenderlo idealizaría los derechos del
hombre que todos deben practicar por virtud y búsqueda del sistema perfecto que
produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de
estabilidad política.
El Libertador dijo a los Legisladores de entonces que les
correspondía resolver y enfrentar con
coraje y decisión, valentía y patriotismo, los múltiples problemas del país,
problemas aún no resueltos y que nos presentan a una Venezuela postrada, en una
especie de terapia intensiva.
Como observadores podemos hacer análisis de todo lo que sucede en
estos momentos en este país. Recordamos el
llamado de Bolívar para que los hombres no se consideraran portadores
individuales de toda la sabiduría política y gerencial. El Libertador también mirando de frente a los
Legisladores les dijo: “Sigamos adelante
no seamos presuntuosos seamos moderados antes nuestras pretensiones, la
libertad es indefinida, la democracia es absoluta”.
Posteriormente
en el mismo mes recibieron la Orden los ciudadanos
Olga Josefina Lezama Mailieri (Post-Morten), Firmo Rodríguez (Post-Morten) y
Pedro Manuel Yánez (Post-Morten), en su Primera Clase.
El mes de mayo,
la recibieron los ciudadanos Ing. Paul Lustgarten y el
Reverendo Dr. Jorge Rasche, en su Primera Clase.
El mes de julio
la recibieron el Capitán de Navío Justo
Flores González en su Primera Clase y el Teniente de Navío Ignacio Plaza López,
en Segunda Clase, el General de Brigada (EJ) Rene Alexander Sericia García,
en grado de “Collar”, Coronel (GN)
Juan Carlos Ferrer Rodríguez, en su Primera Clase; Teniente Coronel (GN) Gustavo Adolfo Moreno García, Segunda Clase y
Capitán (GN) José Gregorio Rojas, Tercera Clase.
2001
Antonio Rojas Suárez, electo Gobernador del Estado
Bolívar en las llamadas mega-elecciones del 30 de julio, tomó posesión el 10 de agosto, luego de ser juramentado por el
nuevo Presidente del Consejo Legislativo Regional, John
Gutiérrez. El 182° aniversario del Congreso de Angostura lo
celebró prestigiado con la presencia del Presidente
de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, a quien
condecoró con la orden en el grado “collar”.
El Consejo de la Orden, por acuerdo del 09/02/2001, había
decidido condecorar en el mismo acto al Presidente
de la República Socialista de Cuba, Fidel Castro, pero por solicitud de éste
fue diferida para fecha que
posteriormente se acordó fuese el 11 de agosto, cercano al cumpleaños de
Castro, coincidente al mismo tiempo con la inauguración del sistema
interconectado con la vecina república del Brasil.
Efectivamente, el sábado 11 de agosto, en la Plaza Bolívar, el mandatario cubano Fidel Castro recibió de manos del Gobernador del Estado, Antonio
Rojas Suárez, la Orden Collar de Angostura en cuya imposición lo acompañó el
Presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
Durante un breve discurso, el mandatario cubano agradeció
la distinción y dijo que las ideas bolivarianas sostienen la revolución cubana
y, por consiguiente, “Para que viva la revolución cubana, tiene
que sobrevivir la revolución bolivariana”.
Atacó las políticas norteamericanas con relación a los países
hispanoamericanos recordando una histórica frase de Simón Bolívar sobre la
predestinación de Estados Unidos a “plagar a la América de miserias”. Recordó también parte del discurso de Bolívar
ante el Congreso de Angostura y algunas de sus frases como la de “unidad,
unidad debe ser nuestra divisa” dejando en claro que el Libertador se refería a
todos los pueblos latinoamericanos.
El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, por su
parte, pidió a las personas reunidas en la Plaza Bolívar que “sólo por esta tarde guarden los papeles,
bajen las pancartas y dejemos, por un momento, nuestros pesares para que podamos sintonizar
nuestra alma con el corazón de Fidel”, reiterando que el líder cubano es un
baluarte de la dignidad del continente”.
Atacó a sus adversarios políticos, señalando que casi el
mismo tiempo tienen Castro y la
democracia venezolana en el Poder y que pasado ese tiempo ninguno de los
antiguos líderes nacionales podían pararse en una tribuna y dar la cara, mientras que Fidel tiene cara para
aparecer ante los pueblos del mundo.
Para culminar los actos, el Presidente venezolano pidió
cantar el tradicional cumpleaños feliz adelantado para el presidente cubano
que llegaba a los 75 el día lunes 13, cuando se inauguraba la interconexión
eléctrica con Brasil, y en cuyo acto ceremonial estarían presentes, además de Castro,
el mandatario brasilero, Fernando Cardoso.
2002
Con motivo del
183° aniversario de la instalación del segundo Congreso Constituyente de
Venezuela y por acuerdo del Consejo de la Orden tomado el primero de agosto del
año anterior, el Gobernador Antonio Rojas
Suárez condecoró con la Orden “Congreso de Angostura” en su grado “Collar” a
los ciudadanos General de División (Ej) Melvin José López Hidalgo y General de
división (Ej) Francisco José Rangel
Gómez. Asimismo, a la agrupación
musical “Serenata Guayanesa” y en
Primera clase a los ciudadanos General
de Brigada (GN) Adrián Orlando Hernández Arginzoni y Contralmirante Luis
Vicente Bertorelli Solórzano.
2004
Con motivo del 185° aniversario de la instalación del segundo Congreso Constituyente de Venezuela y por acuerdo del Consejo de la Orden, el Gobernador Antonio Rojas Suárez, finalizando su gestión, condecoró con la Orden “Congreso de Angostura” en su grado “Collar” al ciudadano Pompeyo Márquez. dirigente político nativo de Ciudad Bolívar, fundador del primer sindicato minero del Estado Bolívar y hombre de la resistencia en combate contra la dictadura instaurada en Venezuela tras el derrocamiento del insigne escritor venezolano Rómulo Gallegos. Dado que para ese momento no se contaba en físico con la dicha condecoración el Gobernador le impuso momentáneamente la suya para dar cumplimiento a la ceremonia. Pompeyo Márquez falleció el miércoles 21 de junio de 2017, a los 95 años, sin que los Gobernantes sucesores de Rojas Suárez, cumplieran en físico el acuerdo del Concejo de la Orden,
Pompeyo Márquez el día que recibió el Collar del la Orden Congreso de Angostura, acompañado de su hija mayor Tania y de los doctores Antonio Montes Navas y Waldo Negrón, Secretario General de la Gobernación
ANGOSTURA
SEDE DEL CONGRESO DE LA EMANCIPACIÓN
La capital de la provincia
de Guayana fue asiento de los Poderes Supremos de Venezuela y de la Gran Colombia y en uno de ellos se
legisló todo el proceso de la emancipación.
El 15 de febrero de 1819 se instaló en
Angostura el Segundo Congreso de la República de Venezuela que legisló durante
un año todo el proceso de la emancipación grancolombiana.
Angostura
llegó a ser entonces triple capital: Capital de la provincia de Guayana,
capital de Venezuela y capital de la gran Colombia. Ninguna ciudad había tenido
tan histórico como inconcebible privilegio.
La
noble ciudad de los españoles, a la que el Rey había llenado de trofeos su
escudo en premio a la lealtad y valor de sus habitantes; la invulnerable Santo
Tomás de la Nueva Guayana en la Angostura del Orinoco, se reivindicaba ante la
pasada circunstancia de no haber podido figurar entre las primeras provincias
que juntas declararon la independencia de Venezuela. De aquí que el Libertador
en justa decisión de reconocimiento haya decretado en noviembre de 1817 la
octava estrella que brilló en el Pabellón tricolor hasta la constitución de la
Gran Colombia.
Angostura fue asiento de los Poderes Supremos
desde julio de 1817, inmediatamente después del Sitio, hasta el Congreso
Constituyente de1822 en la villa de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta, casi
cinco años de vida política efervescente, pero el Congreso de Angostura apenas
legisló durante un año e hizo sus veces posteriormente una Comisión Delegada.
LA CONVOCATORIA
Bolívar
que conservaba la jefatura suprema desde la Segunda República, quería darle al
Gobierno “una forma y carácter de legalidad permanente” y al efecto reunió a
los miembros de su Consejo de Estado y luego de un discurso sobre los avances
del Ejército patriota, propuso y así fue acordado, la convocación de un
Congreso Constituyente.
Se
nombró una comisión especial formada por Juan Germán Roscio, Fernando Peñalver,
Diego Urbaneja, doctor Ramón García Cádiz y doctor Luis Peraza para ocuparse de
todo lo concerniente a la elaboración de un proyecto de reglamento de
elecciones populares, el cual fue ejecutado por Bolívar el 19 de octubre de
1818 y promulgado cinco días después en el Correo del Orinoco.
APLAZADA LA INSTALACIÓN
La
instalación del Congreso Nacional había sido fijada para el primero de enero de
1819, pero tuvo que ser aplazada debido a que llegó el Año Nuevo y los
diputados representantes de las provincias no se hallaban presentes en número
suficiente. Sólo habían sido puntuales los representantes de la provincia de
Barcelona, tal vez por la cercanía pues con el resto se presentaban problemas
de comunicación y movimientos de tropas. Para el 13 de febrero ya se hallaban
casi todos y el Jefe Supremo dispuso la instalación para el 15 de febrero.
LA INSTALACIÓN
El
centro de aquellos días fastos y memorables, era una hermosa casa construida
para Colegio de primeras letras y latinidad en la primera década de la segunda
mitad del siglo dieciocho, en la llamada entonces Calle del Gobierno, hoy Constitución, al poniente de la
Plaza Mayor.
En
esa casa de dos niveles, con dos jardines y un patio donde creció un Sándalo de
la India que compite en altura con la cúpula bizantina, se instaló el Congreso
en una mañana clara y solemne, muy bien reseñada por el Correo del Orinoco en
su edición Nº. 19.
Salvas
de artillería la víspera y el propio día, anunciaron con toda solemnidad
oficial del caso, la instalación del “Congreso General de Venezuela”.
Presentes desde la
diez y media de la mañana el lunes 15 de febrero estaban en el salón principal
del Palacio de Gobierno acondicionado para las sesiones, los diputados de la
provincia de Caracas Dr. Juan Germán Roscio, Dr. Luis Tomás Peraza, Licenciado
José de España, Sr. Onofre Basalo y licenciado Francisco Antonio Zea; de la
provincia de Barcelona, Coronel Francisco Parejo, Coronel P. Eduardo Hurtado,
Licenciado Diego Bautista Urbaneja; licenciado Ramón García Cádiz, Sr. Diego
Antonio Alcalá; de la provincia de Cumaná, General en jefe Santiago Mariño,
General de Brigada Tomas Montilla, Dr. Juan Martínez y Sr. Diego Vallenilla; de
la provincia de Barinas, Sr. Nicolás Pumar, Dr. Ramón Ignacio Méndez, Coronel
Miguel Guerrero, General de División Rafael Urdaneta, y Dr. Antonio María
Briceño; de la provincia de Guayana, Dr. Eusebio Afanador, Sr. Juan Vicente
Cardozo, Intendente del Ejército Fernando
Peñalver y General de Brigada Pedro León Torres; de la provincia de Margarita,
Lic. Gaspar Marcano, Dr. Manuel Palacios, Lic. Domingo Alzuru y Sr. José Jesús Guevara. Total 27 diputados.
Faltaron los cinco de Casanare y tres de Cumaná, Guayana y Margarita.
Igualmente se hallaban
en la sala el Estado Mayor General encabezado por el General Carlos Soublette;
el Gobernador de la Plaza y Comandante General de la Provincia, General Manuel
Cedeño; el Agente diplomático norteamericano Juan Bautista Irvine, el
representante de la colonia extranjera James Hamilton; el provisor Gobernador
de la Diócesis, Dr. Domingo Remigio Pérez Hurtado y numerosos ciudadanos.
DISCURSO Y RENUNCIA DEL
JEFE SUPREMO
Media hora luego y previo anunció de
tres cañonazos, el Jefe Supremo, acompañado de la oficialidad, llegó a las
puertas del Palacio y todos los diputados salieron a recibirlo. Un numeroso
destacamento que ocupaba el frente, le hizo los honores militares.
El Jefe Supremo abrió la sesión con
un discurso, exponiendo los fundamentos del Proyecto de Constitución que
presentaba y haciendo ver que era lo más adaptable a la realidad del país.
Al
final declaró instalado el Congreso reconociendo en él la soberanía nacional a
tiempo que exclamaba “Mi espada y la de
mis ínclitos compañeros de armas están siempre pronto a sostener su augusta
autoridad. Viva el Congreso de Venezuela”. A esta exclamación repetida por
los asistentes, siguió una salva de artillería.
Acto
seguido el Jefe Supremo invitó al Congreso a la elección de un Presidente
Interino para entregarle el mando. A viva voz los congresistas proclamaron al
diputado por Caracas, Francisco Antonio Zea, y Bolívar le tomó el juramento
sobre los santos evangelios al igual que a todos y cada uno de los diputados
restantes.
Concluido
el juramento, Bolívar cedió su asiento al Presidente Interino y dirigiéndose al
cuerpo militar dijo: “Señores Generales,
Jefes y oficiales, mis compañeros de armas, nosotros no somos más que simples
ciudadanos hasta que el Congreso soberano se digne emplearnos en las clases y
grados que a bien tenga. Contando con vuestra sumisión voy a darle en mi nombre
y en el vuestro las pruebas más claras de obediencia entregándole el mando de
que yo estaba encargado. Devuelvo a la República el bastón de General que me
confió. Para servirla cualquier grado o clase que el Congreso me destine, es
para mi honroso, en él daré el ejemplo de la subordinación y de la ciega
obediencia que debe distinguir a todo soldado de la República”.
Sin
embargo, la renuncia del Jefe Supremo no fue aceptada por el Congreso. Todos
los grados y empleos conferidos por Bolívar durante su Gobierno, fueron
confirmados. El presidente del Congreso, Francisco Antonio Zea, le devolvió el
bastón, le dio asiento a la derecha y seguidamente pronunció un discurso
justificando la decisión del Congreso de ratificar su autoridad, pero el
General Bolívar repuso: “Jamás volveré a
aceptar una autoridad a la que para siempre he renunciado de todo corazón por
principios y por sentimientos.” Efectivamente, Bolívar era contrario a
reunir en una misma persona el Poder Militar y Civil. Al finalizar pidió
permiso para retirarse y el Presidente del Congreso se lo concedió, nombrando
una diputación de diez miembros para que lo acompañase.
Al
siguiente día –dice el Correo del Orinoco-, después de largas discusiones; se
reconoció unánimemente la absoluta necesidad de que en las actuales
circunstancias continuase interinamente el General Bolívar en la Presidencia
del Estado, y una diputación encabezada por el General Rafael Urdaneta fue
encargada de comunicarle esta determinación a la que al final y tras una
segunda negativa terminó resignándose el General Bolívar. Su ausencia de la
Capital sería suplida por Francisco Antonio Zea, en calidad de Vicepresidente y
a Zea lo supliría Roscio en la Presidencia del Congreso.
La
respuesta a la última negativa de Bolívar está firmada por Diego Bautista
Urbaneja, Secretario del Congreso, el 17 de febrero de 1819, en los siguientes
términos: “Excmo. Señor: No habiendo el
Soberano Congreso Nacional accedido a las repetidas renuncias de la Presidencia
interina del Estado que se confirió a V. E en la Sesión Ordinaria de ayer, y
confirmado este nombramiento, y el de Vicepresidente del mismo en la persona
del señor diputado Francisco Antonio Zea, por la de hoy hasta estos destinos
sean constitucionalmente elegidos; y a consecuencia de la comunicación que V. E
se hizo de estas deliberaciones, prestado ya el juramento debido: ha acordado
el Soberano Congreso se publique sus nombramientos; se haga una salva de
Artillería por ellos y se mande a iluminar generalmente esta capital por la
noche de ese día y que al instante V. E comunique sus respectivas órdenes a la
Comandancia General”.
DISCURSO DE ANGOSTURA
EL Libertador depone el mando ante el Congreso
Señor:
¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de
su mando ha convocado la Soberanía Nacional, para que ejerza su voluntad
absoluta! Yo, pues, me encuentro entre los seres más favorecidos de la Divina
Providencia, ya que he tenido el honor de reunir a los representantes del
Pueblo de Venezuela en este augusto Congreso, fuente de la autoridad legítima,
depósito de la voluntad soberana y árbitro del destino de la Nación.
Al transmitir a los representantes del pueblo el Poder
Supremo que se me había confiado, colmo los votos de mi corazón, los de mis
conciudadanos y los de nuestras futuras generaciones, que todo lo esperan de
vuestra sabiduría, rectitud y prudencia. Cuando cumplo con este dulce deber, me
liberto de la inmensa autoridad que me agobiaba como de la responsabilidad
ilimitada que pesaba sobre mis débiles fuerzas. Solamente una necesidad
forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me había sometido al
terrible y peligroso encargo de Dictador, Jefe Supremo de República. Pero ya
respiro, devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo y pena he logrado
mantener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden afligir a un
cuerpo social.
EL genio de Bolívar supera
los
formidables obstáculos
que
las pasiones oponen a su obra
No ha sido la Época de República que ha presidido una mera tempestad
política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía popular: ha sido,
sí, el desarrollo de todos los elementos desorganizadores; ha sido, sí, la
inundación de un torrente infernal que ha sumergido la tierra de Venezuela. Un
hombre, ¡y un hombre como yo!, ¿qué diques podría oponer al ímpetu de estas
devastaciones? En medio de este piélago de angustias, no he sido más que un vil
juguete del huracán revolucionario, que me arrebata como una débil paja. Yo no
he podido hacer ni bien ni mal. Fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de
nuestros sucesos. Atribuírmelos no sería justo, y sería darme una importancia
que no merezco. ¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y
del orden actual? Consultad los anales de España, de América, de Venezuela;
examinad las leyes de Indias, el régimen de los antiguos mandatarios, la
influencia de la religión y del dominio extranjero; observad los primeros actos
del gobierno republicano, la ferocidad de nuestros enemigos y el carácter
nacional.
No me preguntéis sobre los efectos de estos trastornos, para siempre
lamentable; apenas se me puede suponer simple instrumento de los grandes
móviles que han obrado sobre Venezuela. Sin embargo, mi vida, mi conducta,
todas mis acciones públicas y privadas están sujetas a la censura del pueblo.
Bolívar prefiere el titulo
de buen ciudadano al de Libertador
Representantes:
vosotros debéis juzgarlas. Yo someto la historia de mi mando a vuestra
imparcial decisión, nada añadiré para excusarla; ya he dicho cuánto puede hacer
mi apología. Si merezco vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título
de buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dio Venezuela, al
de pacificador que me dio Cundinamarca y a los que el mundo entero pueda darme.
Legisladores: Yo
deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el
augusto deber de consagraros a la felicidad de República; en vuestras manos
está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria; ellas
sellarán los decretos que fijen nuestra libertad.
En este momento el
Jefe Supremo de la República no es más que un simple ciudadano, y tal quiere
quedar hasta la muerte. Serviré, sin embargo, en la carrera de las armas,
mientras haya enemigos en Venezuela. Multitud de beneméritos hijos tiene la
patria capaces de dirigirla; talentos, virtudes, experiencia, y cuanto se
requiere para mandar a hombre libres, son el patrimonio de muchos de los que aquí
representan el pueblo, y fuera de este Soberano Cuerpo se encuentran ciudadanos
que en toda época han mostrado valor para arrostrar los peligros, prudencias
para evitarlos y el arte, en fin, de gobernarse y de gobernar a otros. Estos
ilustres varones merecerán, sin duda, los sufragios del Congreso, y a ellos se
encargará del Gobierno, que tan cordial y sinceramente acabo de reunir para
siempre.
Peligro de continuismo
el los Poderes Públicos
La continuación de la autoridad en un mismo individuo, frecuentemente
ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son
esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar
permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra
a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y
la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros
ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha
mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.
Proyecto de Constitución
Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la libertad de
Venezuela puedo aspirar a la gloria de ser contado entre sus más fieles
amantes, permitidme, señor, que exponga con la franqueza de un verdadero
republicano mi respetuoso dictamen en este Proyecto de Constitución, que me
tomo la libertad de ofreceros en testimonio de la sinceridad y del candor de
mis sentimientos. Como se trata de la salud de todos, me atrevo a creer que
tengo derecho para ser oído por los representantes del pueblo. Yo sé muy bien
que vuestra sabiduría no ha de menester de consejos, y sé también que mi
proyecto acaso os parecerá erróneo, impracticable. Pero, señores, aceptad con
benignidad este trabajo, que más bien es el tributo de mi sincera sumisión al Congreso que el efecto de una
levedad presuntuosa.
Por otra parte,
siendo vuestra funciones la creacion de un cuerpo político, y aun se podría
decir, la creación de una sociedad entera, rodeada de todos los inconvenientes
que presenta una situación la más singular y difícil, quizás el grito de un
ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido.
La base de la Republica venezolana
Echando
una ojeada sobre lo pasado, veremos cual es la base de República de Venezuela.
Al
desprenderse la América de la Monarquía Española se ha encontrado semejante al
imperio Romano, cuando aquella enorme masa cayó dispersa en medio del antiguo
mundo. Cada desmembración formó entonces una nación independiente, conforme a
su situación o a sus intereses; pero que con la diferencia de que aquellos
miembros volvían a restablecer sus primeras asociaciones. Nosotros ni aún
conservamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos europeos, no
somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles.
Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos hayamos en el conflicto
de disputar a los naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el país
que nos vió nacer contra la oposición de los invasores; así, nuestro caso es el
más extraordinario y complicado. Todavía hay más: nuestra suerte ha sido
siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula, y
nos hallábamos en tanta más dificultad para alcanzar la libertad, cuanto que
estábamos colocados en un grado inferior
al de la servidumbre, porque no solamente se nos había robado la libertad, sino
también la tiranía activa y doméstica. Permítaseme explicar esta paradoja.
El régimen absoluto
En el
régimen absoluto, el poder autorizado no admite límites. La voluntad del
déspota es la ley suprema, ejecutada arbitrariamente por los subalternos que
participan de la opresión organizada, en razón de la autoridad de que gozan.
Ellos están encargados de las funciones civiles, políticas, militares y
religiosas; pero al fin son persas los sátrapas de Persia, son turcos los
bajaes del Gran Señor, son tártaros los sultanes de la Tartaria. La China no
envía a buscar mandarines a la cuna de Gengis- Kan, que la conquistó. Por el
contrario, la América todo la recibía de España, que realmente la había privado
del goce y del ejercicio de la tiranía activa; no permitiéndonos sus funciones
en nuestros asuntos domésticos y administración interior. Esta abnegación nos
había puesto en imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos;
tampoco gozábamos de la consideración personal que inspira el brillo del poder
a los ojos de multitud, y que es de tanta importancia en la grandes
revoluciones. Lo diré de una vez: estábamos abstraídos, ausentes del unierso en
cuanto era relativo a la ciencia del gobierno.
Lo que ha pasado
y todavía pasa entre nosotros
Uncido el
pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no
hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan
perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos
estudiados, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que
por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es
instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga abusan de
las credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento
político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras
ilusiones; toman licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la
venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que instigado por el
sentimiento de sus fuerzas marchan con la seguridad del hombre más perspicaz, y
dando en todos los escollos, no puede rectificar sus pasos.
Enseñanza de actualidad
Un pueblo pervertido, si alcanza su libertad muy pronto
vuelve a perderla; porque en vano se forzarán en mostrarle que la felicidad
consiste en la practica de la virtud; que el imperio que de las leyes es más
poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe
someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres y no las fuerzas, son
las columnas de las leyes: que el ejercicio
de la justicia es el ejercicio de la libertad. Así, legisladores,
vuestra empresa es tanto más en más ímproba, cuanto que tenéis que constituir a
hombres pervertidos por las ilusiones del error y por incentivos nocivos. La
libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil digestión.
Vuestros débiles conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho antes
que logre digerir el saludable nutrimento de la libertad. Entumidos sus
miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de las mazmorras,
y aniquilados por las pestilencias serviles, serán capaces de admirar de cerca
sus espléndidos rayos y respirar sin opresión el éter puro que allí reina.
La forma de gobierno conveniente
Meditad
bien vuestra elección, legisladores. No olvidéis que vais a echar los
fundamentos a un pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la
naturaleza le ha señalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente rango
que le espera; si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar de
Venezuela que debe inspiraros el acierto al escoger la naturaleza y la forma de
gobierno que vais adoptar para la felicidad de pueblo; si no acertáis, repito
la esclavitud será el término de nuestra transformación.
Lo anales de los tiempos pasados os presentarán millares
de gobiernos. Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para
oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género humano conducido por pastores
del pueblo no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo, nos
pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie de globo,
como viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores. La
naturaleza, a la verdad, nos dota al nacer del incentivo de la libertad; mas
sea pereza, sea propensión inherente a la humanidad, lo cierto es que ella
reposa tranquila, aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplar
este estado de prostitución parece que tenemos razón para persuadirnos que los
más de los hombres tienen por verdadera aquella humillante máxima, que más
cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la
tiranía. ¡Ojalá que esta máxima contraria a la moral de la naturaleza, fuese
falsa! ¡Ojalá que esta máxima no estuviese sancionada por la indolencia de los
hombres con respecto a sus derechos más sagrados!
Origen de la tiranía
Muchas naciones antiguas y
modernas han sacudido la opresión; pero son rarísimas las que han sabido gozar
de unos preciosos momentos de libertad; muy luego han recaído en sus antiguos
vicios políticos; porque son los pueblos, más bien que los gobierno, los que
arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la dominación los hace insensibles a
los encantos del honor y de la prosperidad nacional, y miran con indolencia la
gloria de vivir en el movimiento de la libertad, bajo la tutelas de leyes
dictadas por su propia libertad. Lo fastos del universo proclaman esta
espantosa verdad.
Sólo la democracia,
en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad, pero ¿cuál es el
gobierno democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad y
permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía,
cimentar grandes y poderosos imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno más
antiguo que el de china? ¿Qué república ha excedido en duración a la de
Esparta, a la de Venecia? ¿El imperio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene
la Francia catorce siglo de monarquía? ¿Quién es más grande que la Inglaterra?
Estas naciones, sin embargo, han sido o son aristocracia y monarquía.
El imperio de la Democracia
A pesar de tan
crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que
han dado nuestra república al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil,
animada de lo más justo y aspirando a lo más perfecto, al separarse Venezuela
de la Nación Española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igualdad,
su soberanía nacional. Constituyéndose en una república democrática, proscribió
la monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios;
declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y
de escribir. Esos actos, eminentemente liberados, jamás serán demasiado
admirados por la pureza que los ha
dictado. El primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra
legislatura, con caracteres indelebles, la majestad del pueblo dignamente
expresada al sellar el acto social más capaz de formar la dicha de una nación.
Necesito recoger
todas mis fuerzas para sentir con toda la vehemencia de que soy susceptible, el
supremo bien que encierra en sí este código inmortal de nuestro derecho y de
nuestras leyes. Hay sentimiento que no se pueden contener en el pecho de un
amante de la patria: ellos rebosan agitados por su propia violencia, y a pesar
del mismo que los abriga, una fuerza imperiosa los comunica. Estoy penetrado de
la idea de que el Gobierno de Venezuela debe reformarse; y aunque muchos
ilustres ciudadanos piensan como yo, no todos tienen el arrojo necesario para
profesar públicamente la adopción de nuevos principios. Esta consideración me
insta a tomar la iniciativa en un asunto de la mayor gravedad, y en que hay sobrada audacia en dar avisos a los
consejeros del pueblo.
Inconveniente de la Federación
Cuanto
más admiro la excelencia de la Constitución Federal de Venezuela, tanto más me
persuado de la imposibilidad de su aplicación a nuestro Estado. Y según mi modo
de ver, es un prodigio que su modelo en el norte de América subsiste tan
prósperamente y no se trastorne al aspecto del primen embarazo o peligro. A
pesar de que aquel pueblo es un modelo singular de virtudes políticas y de
ilustración moral; no obstante, que la libertad ha sido su cuna, se ha criado
en la libertad y se alimenta de pura libertad; --lo diré todo, aunque bajo de
mucho respectos, este pueblo es único en la historia del género humano, es un
prodigio, repito, que un sistema tan débil y complicado como la federal haya
podido regirlo en circunstancias tan difíciles y delicadas como las pasadas.
Pero sea lo que fuere de este gobierno con respecto a la nación americana, debo
decir, que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situación y
naturaleza de dos Estados tan distintos como el inglés americano, y el
americano español. ¿No sería muy difícil aplicar a España el código de libertad
política, civil y religiosa de Inglaterra? Pues aun es más difícil adaptar en
Venezuela, las leyes del norte de América ¿No dice “El espíritu de la leyes”
que estas deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿Que es una gran
casualidad que las de una nación puedan convenir a otra? ¿Que las leyes deben
ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su
situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos? ¿Referirse al
grado de libertad que la constitución puede sufrir, a la religión de los
habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a
su costumbre, a sus modales? ¡He aquí el código que debíamos consultar y no el
de Washington!
La Constitución
Venezolana, sin embargo de haber tomado sus bases de la más perfecta, si se atiende a la corrección
de los principios y de los efectos benéficos de su administración, defirió
esencialmente de la americana en un punto cardinal, y sin duda el más
importante. El Congreso de Venezuela, como el americano, participa de algunas
de las atribuciones del Poder Ejecutivo. Nosotros además subdividimos este
Poder, habiéndolo sometido a un cuerpo colectivo sujeto por consiguiente a los
inconvenientes de hacer periódica la existencia del gobierno, de suspenderla y
disolverla siempre que se separen sus miembros.
Nuestro triunvirato
carece, por decirlo así, de unidad, de continuación, de responsabilidad
individual; está privado de acción momentánea, de vida continua, de uniformidad
real, de responsabilidad inmediata: y un gobierno que no posee cuanto constituye
su moralidad debe llamarse nulo.
Aunque las facultades del Presidente de los Estados
Unidos están limitadas con restricciones excesivas, ejerce por sí solo todas
las funciones gubernativas que la Constitución le atribuye y es indubitable que
su administración debe ser más uniforme, constante y verdaderamente propia que
la de un poder diseminado entre varios individuos, cuyo compuesto no puede
ser menos que monstruoso. El Poder
judiciario en Venezuela es semejante al americano, indefinido en duración,
temporal y no vitalicio, goza de toda la independencia que le corresponde.
El atractivo del sistema federal
El primer
Congreso en su Constitución Federal consultó más el espíritu de las provincias,
que la idea sólida de formar una República indivisible y central. Aquí cedieron
nuestros legisladores al empeño inconsiderado de aquellos provinciales
seducidos por el deslumbrante brillo de la felicidad del pueblo americano,
pensando que las bendiciones de que goza
son debidas exclusivamente a la forma de gobierno, y no al carácter y costumbre
de los ciudadanos. Y, en efecto, el ejemplo de los Estados Unidos, por su
peregrina prosperidad, era demasiado lisonjera para que no fuese seguido.
¿Quién puede resistir el atractivo victorioso del goce pleno y absoluto de la
soberanía, de la independencia, de la libertad? ¿Quién puede resistir al amor
que inspira un gobierno inteligente que liga a un mismo tiempo de los derechos
particulares a los derechos generales; que forma de la voluntad común la ley
suprema de la voluntad individual? ¿Quién puede resistir al imperio de un
gobierno bienhechor que con una mano hábil, activa y poderosa, dirige siempre y
en todas partes, todos sus resortes hacia la perfección social, que es el fin
único de la institución humana?
Perfección prematura y por lo tanto
funesta
Mas por
halagüeño que parezca y sea en efecto este magnífico sistema federativo, no era
dado a los venezolanos gozarlo repentinamente al salir de las cadenas. No
estábamos preparados para tanto bien; el bien, como el mal, da la muerte cundo
es súbito y excesivo. Nuestra constitución moral no tenía todavía la
consistencia necesaria para recibir el beneficio de un gobierno completamente
representativo, y tan sublime cuanto que podía ser adaptado a una república de
santos.
Representantes el
pueblo: Vosotros estáis llamados a consagrar o a suprimir cuanto os parezca
digno de ser conservado, reformado o desechado en nuestro pacto social. A
vosotros pertenece el corregir la obra de nuestro primeros legisladores; yo
quería decir, que a vosotros toca cubrir una parte de la belleza que contiene
nuestro código político; porque no todos los corazones están formados para amar
a todas las beldades; ni todos los ojos son capaces de soportar la luz
celestial de la perfección. El libro de los apóstoles, la moral de Jesús, la
obra divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar a los hombres, tan
sublime, tan santa, es un diluvio de fuego en Constantinopla, y el Asia entera
ardería en vivas llamas si este libro de paz se impusiese repentinamente por
código de religión, de leyes y de costumbres.
La mezcla de razas
forma el tipo del venezolano
Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre
una materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que
nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del norte; que más bien es un
compuesto de África y América que una emanación de Europa; pues que hasta la
España misma deja de ser europea por se u sangre africana, por su instituciones
y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana
pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha
mezclado con el americano y con el africano, y éste con el indio y el europeo.
Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en
origen y en sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la
epidermis: esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia.
Desigualdad inevitable
Los
ciudadanos de Venezuela gozan todos, por la Constitución, intérprete de la
naturaleza, de una perfecta igualdad política. Cuando esta igualdad no hubiese
sido un dogma en Atenas, en Francia y en América, deberíamos nosotros
consagrarlo para corregir la diferencia que aparentemente existe. Mi opinión
es, legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema depende
inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en
Venezuela. Que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la
sociedad, está sancionado por la pluralidad de los sabios; como también lo está
que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los
rangos; pues todos deben practicar la virtud, y no todos la practican; todos
deben ser valerosos, y no todos lo son; todos deben poseer talentos, y no todos
los poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los
individuos de la sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la
igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la
desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales en
genio, temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes corrigen esta deferencia,
porque colocan al individuo en la sociedad, para que la educación, la
industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia
propiamente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente
benéfica la reunión de todas las clases en un estado en que la diversidad se
multiplica en razón de la propagación de la especie. Por este solo paso se ha
arrancado de raíz la cruel discordia. ¡Cuántos celos, rivalidades y odios se
han evitado!
El más perfecto sistema de gobierno
Habiendo
ya cumplido con la justicia, con la humanidad, cumplamos ahora con la política,
con la sociedad, allanando las dificultades que opone su sistema tan sencillo y
natural, mas tan débil que el menor tropiezo lo trastorna, lo arruina. La
diversidad del origen requiere un pulso infinitamente firme, un tacto
infinitamente delicado para manejar esta sociedad heterogénea, cuyo complicado
origen se disloca, se divide, se disuelve con la más ligera alteración.
El sistema de
gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad pasible,
mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política. Por las
leyes que dictó el primer Congreso tenemos derecho de esperar que la dicha sea
el dote de Venezuela; y por las vuestras, debemos lisonjearnos que la seguridad
y la estabilidad eternizarán esta dicha.
El ambiente del Despotismo
A vosotros toca resolver el
problema. ¿Cómo después de haber roto todas las trabas de nuestra antigua opresión, podemos hacer la
obra maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros hierros no se
cambien en armas liberticidas? Las reliquias de la dominación española
permanecerán largo tiempo antes que lleguemos a anonadarlas: el contagio del
despotismo ha impregnado nuestra atmósfera, y ni el fuego de la guerra ni el
específico de nuestras saludables leyes han purificado el aire que respiramos.
Nuestras manos ya están libres; todavía nuestros corazones padecen de las
dolencias de la servidumbre. El hombre, al perder la libertad, decía Homero,
pierde la mitad de su espíritu.
No es posible la Democracia absoluta
El gobierno
republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela; sus bases deben de ser la soberanía
del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de
la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos
de la igualdad, para refundir, digámoslo así en un todo, la especie de los
hombres, las opiniones políticas y las costumbres públicas. Luego, extendiendo
la vista sobre el vasto campo que nos falta por recorrer, fijemos la atención
sobre los peligros que debemos evitar. Que la historia nos sirva de guía en
esta carrera. Atenas la primera nos da el ejemplo más brillante de una
democracia absoluta, y al instante la misma Atenas nos ofrece el ejemplo más
melancólico de la extrema debilidad de esta especie de gobierno, que nos vió
conservar su república. El más sabio legislador de Grecia no vió conservar su
Republica diez años, y sufrió la humillación de reconocer la insuficiencia de
la democracia absoluta para regir ninguna especie de sociedad, ni aun la más
culta, morigerada y limitada, porque sólo brilla con relámpagos de libertad.
Reconozcamos, pues, que Solón ha desengañado al mundo y le ha enseñado cuán
difícil es dirigir por simples leyes a los hombres.
La República de
Esparta, que parecía una invención quimérica, produjo más efectos reales que la
obra ingeniosa de Solón. Gloria, virtud, moral, y por consiguiente la felicidad
nacional, fueron el resultado de la legislación de Licurgo. Aunque dos reyes en
un Estado son dos monstruos para devorarlo, Esparta poco tuvo de sentir de su
doble trono; en tanto que Atenas se prometía la suerte más espléndida, con una
soberanía absoluta, libre elección de magistrados frecuentemente renovados,
leyes suaves, sabias y políticas. Pisístrato, usurpador y tirano, fue más
saludable a Atenas que sus leyes; y Pericles, aunque también usurpador, fue el
más útil ciudadano. La República de Tebas no tuvo más vida que la de Pelópidas
y Epaminondas; porque a veces son los hombres, no los principios, los que
forman los gobiernos. Los códigos, los sistemas, los estatutos que por sabios
que sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades: hombres
virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados, constituyen las repúblicas.
El ejemplo de Roma
La
constitución Romana es la que mayor poder y fortuna ha producido a ningún
pueblo del mundo; allí no había una exacta distribución de los poderes. Los
Cónsules, el Senado, y el pueblo ya fueran legisladores, ya magistrados, ya
jueces; todos participaban de todos lo
poderes. El Ejecutivo, compuesto de dos Cónsules, padecía del mismo inconveniente
que el de Esparta. A pesar de su deformidad, no sufrió la República la
desastrosa discordancia que toda previsión habría supuesto inseparable de una
magistratura compuesta de dos individuos, igualmente autorizados, con las
facultades de un monarca. Un gobierno, cuya única inclinación era la conquista,
no parecía destinado a cimentar la felicidad de su nación; un gobierno
monstruoso y puramente guerrero elevó a Roma al más alto esplendor de virtud y
de gloria, par mostrar a los hombres de cuánto son capaces las virtudes
políticas y cuán indiferentes suelen ser las instituciones.
Inglaterra y Francia
Y pasando de los
tiempos antiguos a los modernos encontraremos la Inglaterra y la Francia
llamando la atención de todas las naciones, y dándoles lecciones elocuentes de
toda especie en materia de gobierno. La revolución de estos dos grandes
pueblos, como un radiante meteoro, ha inundado en mundo con tal profusión de
luces políticas, que ya todos los seres que piensan han aprendido cuáles son
los derechos del hombre y cuáles sus deberes, en qué consiste la excelencia de
los gobiernos y en qué consisten sus vicios. Todos saben apreciar el valor
intrínseco de las teorías especulativas de los filósofos y legisladores
modernos. En fin, este astro, en su luminosa carrera, aun ha encendido los pechos
de los apáticos españoles, que también se han lanzado en el torbellino
político, han hecho sus efímeras pruebas de libertad, han reconocido su
incapacidad para vivir bajo el dulce dominio de las leyes y han vuelto a sepultarse en sus prisiones y hogueras
inmemoriales.
Las lecciones de la Experiencia
Aquí es
el lugar de repetiros, legisladores, lo que os dice es elocuente Volney, en la
dedicatoria de sus “Ruinas de Palmira”: “A los pueblos nacientes de la Indias
Castellanas, a los jefes generosos que los guían a la libertad, que los errores
e infortunios del mundo antiguo enseñen la sabiduría y felicidad al Nuevo
Mundo.” Que no se pierdan, pues, las lecciones de la experiencia y que las
escuelas de Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y de América nos
instruyan en la difícil ciencia de crear y conservar las naciones con leyes
propias, justas, legítimas y, sobre todo, útiles; no olvidando jamás que la
excelencia de un gobierno no consiste en su teoría, en su forma ni en su
mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación
para quien se constituye.
La legislación inglesa. El senado vitalicio
Roma y la
Gran Bretaña son las naciones que más han sobresalido entre las antiguas y
modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres, pero ambas se constituyeron,
no con brillantes formas de libertad, sino con establecimientos sólidos. Así,
pues, os recomiendo, representantes, el estudio de la Constitución británica,
que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que
la adopten; pero, por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros su
imitación servil. Cuando hablo de el Gobierno Británico, sólo me refiero a lo
que tiene de republicano; y a la verdad, ¿Puede llamarse monarquía un sistema
en el cual se reconoce la soberanía popular, la división y equilibrio de los
poderes, la libertad civil, de conciencia, de imprenta y cuanto es sublime en
la política? ¿Puede haber más libertad en ninguna especie de República? ¿Y
puede pretenderse más en el orden social?
Yo os recomiendo esta Constitución, como la más digna de servir de
modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre a toda felicidad
política que es compatible con nuestra frágil naturaleza.
Inglaterra, modelo
de pueblos libres
En nada
alteraríamos nuestras leyes fundamentales, si adoptásemos un Poder Legislativo
semejante al Parlamento Británico. Hemos dividido como los americanos la
Representación Nacional en dos Cámaras: la de Representantes y el Senado. La
primera está compuesta muy sabiamente, goza de todas las atribuciones que le
corresponden y no es susceptible de una reforma esencial, porque la
Constitución le ha dado el origen, la forma y la facultad que requiere la
voluntad de pueblo para ser legítima y competentemente representada. Si el
Senado en lugar de ser efectivo fuese hereditario, sería, en mi concepto, la
base, el lazo, el alma de nuestra República. Este cuerpo en las tempestades
políticas pararía lo rayos del Gobierno y rechazaría las olas populares. Adicto
al Gobierno por el justo interés de su propia conservación se opondría siempre
a las invasiones que el pueblo intenta contra la jurisdicción y la autoridad de
sus magistrados. Debemos confesarlo: lo más de los hombres desconocen sus
verdaderos intereses y constantemente procuran asaltarlos en las manos de sus
depositarios; el individuo pugna contra la masa y la masa contra la autoridad.
Por tanto, es preciso que en todos los gobiernos exista un cuerpo neutro que se
ponga siempre de parte del ofendido y desarme al ofensor. Este cuerpo neutro,
para que pueda ser tal, no ha de deber su origen a la elección del Gobierno, ni
a la del pueblo, de modo que goce de una plenitud de independencia que ni tema
ni espere nada de estas dos fuentes de autoridad. El Senado hereditario, como parte
del pueblo, participa de sus intereses, de sus sentimientos y de su espíritu.
Por esta causa no se debe presumir que un Senado hereditario se desprenda de
los intereses populares, ni olvide sus deberes legislativos. Los senadores en
Roma y los lores en Londres, han sido la columnas más firma sobre que se ha
fundado el edificio de la libertad política y social.
Sus ventajas
Estos
senadores serán elegidos la primeras vez por el Congreso. Los sucesores al
Senado llaman la primera atención del Gobierno, que debería educarlos en un
colegio especialmente destinado para instruir aquellos tutores, legisladores
futuros de la Patria. Aprenderían las artes, las ciencias y las letras, que
adornan el espíritu de un hombre público; desde su infancia ellos sabrían a qué
carrera la Providencia los destinaba, y desde muy tiernos elevarían su alma a
la dignidad que les espera.
De ningún
modo sería una violación de igualdad política la creación de un Senado
hereditario; no es una nobleza lo que pretendo establecer, porque como ha dicho
un célebre republicano, sería destruir a la vez la igualdad y la libertad. Es
un oficio para el cual se deben preparar los candidatos, y es un oficio que
exige mucho saber y los medios proporcionados para adquirir su instrucción.
El peligro de las
elecciones. Su depuración
Todo no
se debe dejar al acaso y a la ventura de las elecciones; el pueblo se engaña
más fácilmente que la naturaleza perfeccionada por el arte; y aunque es verdad
que estos senadores no saldrían del seno de las virtudes, también es verdad que
saldrían del seno de una educación ilustrada. Por otra parte, los libertadores
de Venezuela son acreedores a ocupar un alto rango en la Republica que le debe
su existencia. Creo que la posteridad vería con sentimientos anonadados los
nombres ilustres de sus primeros bienhechores; digo más, es de interés público,
es de la gratitud de Venezuela, es del honor nacional conservar con gloria,
hasta la última posteridad, una raza de hombres virtuosos y prudentes y esforzados
que, superando todos los obstáculos, han fundado la República ha costa de lo
más heroicos sacrificios. Y si el pueblo de Venezuela no aplaude la elevación
de sus bienhechores, es indigno de ser libre, y no lo será jamás.
La base
fundamental
Un Senado
hereditario, repito, será la base fundamental del Poder Legislativo, y, por consiguiente, será la base del todo el
Gobierno. Igualmente servirá de conapeso
para el gobierno y para el pueblo, será una potestad intermedia que embote los
tiros que recíprocamente se lanzan estos eternos rivales. En todas las luchas,
la calma de un tercero viene a ser el órgano de reconciliación; así el Senado
de Venezuela será la traba de este edificio delicado y harto susceptible de
impresiones violentas; será el iris que calmará las tempestades y mantendrá la
armonía entre los miembros y la cabeza de este cuerpo político.
Ningún
estímulo podrá adulterar un Cuerpo Legislativo investido de los primeros
honores, dependiente de sí mismo, sin temer nada del pueblo ni esperar nadad
del Gobierno, que no tiene otro objeto que el de reprimir todo principio del
mal y propagar todo principio del bien; y que está altamente interesado en la
existencia de una sociedad en la cual participa de sus efectos funestos o
favorables. Se ha dicho con demasiada razón que la Cámara Alta de Inglaterra es
preciosa para la nación, porque ofrece una baluarte a la libertad; y yo añado,
que el Senado de Venezuela no sólo sería un baluarte de la libertad, sino un
apoyo para eternizar la República.
El imperio de las
Leyes
El Poder
Ejecutivo Británico está revestido de toda la autoridad soberana que le
pertenece, pero también está circunvalado de una triple línea de diques,
barreras y estancadas. Es Jefe de Gobierno, pero sus ministros y subalternos dependen
más de las leyes que de su autoridad, porque son personalmente responsables y
ni aún las mismas órdenes de la autoridad real los exime de esta
responsabilidad. Es Generalísimo del ejército y la marina; hace la paz y
declara la guerra; pero el Parlamento es el que decreta anualmente las sumas
con que deben pagarse estas fuerzas militares. Si los tribunales y los jueces
dependen de él, las leyes emanan del Parlamento que las ha consagrado. Con el
objeto de neutralizar su poder, es inviolable y sagrada la persona del Rey; al
mismo tiempo que le dejan libre la cabeza le ligan las manos con las que debe
obrar. El Soberano de Inglaterra tiene tres formidables rivales: Su Gabinete,
que debe responder al pueblo y al Parlamento; el Senado, que defiende los intereses
del pueblo como representante de la nobleza de que se compone, y la Cámara de los Comunes, que sirve de órgano y tribuna
al pueblo británico. Además, como los jueces son responsables del cumplimiento
de las leyes, no se separan de ella, y los Administradores de Erario, siendo
perseguidos, no solamente por sus propias infracciones sino aun por las que
hace el mismo Gobierno, se guardan bien de malversar los fondos públicos. Por
más que se examine la naturaleza del Poder Ejecutivo en Inglaterra, no se puede
hallar nada que no incline a juzgar que es el más perfecto modelo, sea para un
reino, sea para una aristocracia, sea para una democracia. Aplíquese a
Venezuela este Poder Ejecutivo en la persona de un Presidente nombrado por el
pueblo o por sus representantes, y habremos dado un gran paso hacia la
felicidad nacional.
Cualquiera
que sea el ciudadano que llene estas funciones, se encontrará auxiliado por la
constitución; autorizado para hacer bien, no podrá hacer mal, porque siempre
que se someta a las leyes, sus ministros cooperarán con él; si, por el
contrario, pretende infringirlas, sus propios ministros lo dejaran aislado en
medio de la República y aun lo acusarán delante del Senado. Siendo los
ministros los responsable de las transgresiones que se cometan, ellos son los
que gobiernan, porque ellos son las que las pagan. No es la mejor ventana de
este sistema la obligación en que ponen a los funcionarios inmediatos al Poder
Ejecutivo de tomar la parte más interesada y activa en las deliberaciones del
Gobierno y a mirar como propio este departamento. Puede suceder que no sea el
Presidente un hombre de grandes talentos ni de grandes virtudes, y no obstante,
la carencia de estas cualidades esenciales, el Presidente desempeñará sus
deberes de un modo satisfactorio, opues en tales casos el Ministerio, haciendo
todo por sí mismo, lleva la carga del Estado.
Dos formas
antagónicas
Por
exorbitante que parezca la autoridad del Poder Ejecutivo de Inglaterra, quizás
no es excesiva en la República de Venezuela. Aquí el Congreso ha ligado las
manos y hasta la cabeza a los Magistrados. Este cuerpo deliberante ha asumido
una parte de las Funciones Ejecutivas contra la máxima de Montesquieu, que dice
que un Cuerpo Representante no debe tomar ninguna resolución activa: debe hacer
leyes y ver si se ejecutan las que hace. Nada es tan contrario a la armonía
entre Poderes como su mezcla. Nada es tan peligro con respecto al pueblo como
la debilidad del Ejecutivo; y si en un reino se ha juzgado necesario concederle
tantas facultades, en una república son éstas infinitamente más indispensables.
Fijemos
nuestra atención sobre esta diferencia y hallaremos que el equilibrio de
poderes debe distribuirse de dos modos. En las Repúblicas el Ejecutivo debe ser
más fuerte porque todos conspiran contra él, en tanto que las monarquías el más
fuerte debe ser el Legislativo, porque todos conspira a favor del monarca. La
veneración que profesan los pueblos a la magistratura real, es un prestigio que
influye poderosamente a aumentar el respecto supersticioso que se tributa a
esta autoridad. El esplendor del trono, de la corona, de la púrpura; el apoyo
formidable que le presta la nobleza; las inmensas riquezas que generaciones
esteras acumulan en una misma dinastía; la protección fraternal que
recíprocamente reciben todos los reyes, son ventajas muy considerables que
militan en favor de la autoridad real y la hacen casi ilimitada. Estas mismas
ventajas son, por consiguiente, las que deben confirmar la necesidad de
atribuir a un magistrado republicano una suma mayor de autoridad que la que
posee un principio constitucional.
Necesidad de
fortalecer el principio de autoridad
Un
magistrado republicano es un individuo aislado en medio de una sociedad,
encargado de contener el ímpetu del pueblo hacia la licencia, la propensión de
los jueces y administradores hacia el abuso de las leyes. Está sujeto
inmediatamente al Cuerpo Legislativo, al Senado, al pueblo; es un hombre solo
resistiendo el ataque combinado y de las pasiones del estado social, de las opiniones,
de los intereses que, como dice Carnot, no hace más que luchar
continuamente entre el deseo de dominar
y el deseo de sustraerse a la dominación. Es, en fin, un atleta lanzado contra
una multitud de atletas.
Sólo
puede servir de correctivo a esta debilidad, el vigor bien cimentado y más bien
proporcionado a la resistencia que necesariamente la oponen al Poder Ejecutivo,
el Legislativo, el Judiciario y el pueblo de una república. Si no se pone al
alcance del Ejecutivo todos los medios que una justa atribución le señala, cae
inevitablemente en la nulidad o en su propio abuso, quiero decir, en la muerte
del gobierno, cuyos herederos son la anarquía, la usurpación y la tiranía. Se
quiere contener la autoridad ejecutiva con restricciones y trabas: nada es más
justo, pero que se advierta que los lazos que se pretenden conservar se
fortifican, sí, mas no se estrechan.
Que se
fortifique, pues, todo el sistema de Gobierno, y que el equilibrio se
establezca de modo que no se pierda, y de modo que no sea su propia delicadeza
una causa de decadencia. Por lo mismo que ninguna forma de gobierno es tan
débil que la democracia, su estructura debe ser la mayor solidez, y sus
instituciones consultarse para la estabilidad. Si no es así, contemos con que
se establece un ensayo de gobierno y no un sistema permanente; contemos con una
sociedad díscola, tumultuaria y anárquica, y no con un establecimiento social
donde tenga su imperio la felicidad, la paz y la justicia.
Utopías políticas
No seamos
presuntuosos, legisladores; seamos moderados en nuestras pretensiones. No es
probable conseguir lo que ni han logrado el género humano, lo que ni han
alcanzado las más grandes y sabias naciones. La libertad indefinida, la
democracia absoluta, son los escollos adonde han ido a estrellarse todas las
esperanzas republicanas. Echad una mirada sobre las repúblicas antiguas, sobre
las repúblicas modernas, sobre las repúblicas nacientes. Casi todas han
pretendido establecerse absolutamente democráticas y a casi todas se les han
frustrado sus justas aspiraciones. Son laudables ciertamente los hombres que
anhelan por instituciones legítimas y por una perfección social; pero ¿quién ha
dicho a los hombre que ya poseen toda la
sabiduría, que ya practican toda la virtud, que exigen imperiosamente la liga
del poder con la justicia? Ángeles, no hombres, pueden únicamente existir
libres, tranquilos y dichosos, ejerciendo todos, la potestad soberana.
Ya
disfruta el pueblo de Venezuela de los derechos que legítima y fácilmente puede
gozar; moderemos ahora el ímpetu de las pretensiones excesivas que quizá la
suscitaría la forma de gobierno incompetente para él; abandonemos las formas
generales que no nos convienen; abandonemos el triunvirato del Poder ejecutivo,
y concentrándolo en un Presidente, confiémosle la autoridad suficiente para que
logre mantenerse luchando contra los inconveniente anexos a nuestra reciente
situación, al estado de guerra que sufrimos y a la especie de los enemigos
externos y domésticos, contra quienes tendremos largo tiempo que combatir. Que
el poder Legislativo se desprenda de las atribuciones que correspondan al
Ejecutivo, y adquiera, no obstante, nueva consistencia, nueva influencia en el
equilibrio de las autoridades. Que los tribunales sean reforzados por la
estabilidad y la independencia de los jueces, por el establecimiento de
jurados, de Código Civiles y Criminales que no sean dictados por la antigüedad,
ni por reyes conquistadores, sino por la voz de la naturaleza, por el grito de
la justicia y por el genio de la sabiduría.
Justo equilibrio
del Gobierno y de la sociedad
Mi deseo es que todas las partes del
Gobierno y administración, adquieran el grado de vigor que únicamente puede
mantener el equilibrio, no sólo entre los miembros que componen el Gobierno,
sino entre las diferentes fracciones de que se compone nuestra sociedad. Nada
importaría que los resortes de un sistema político se relajasen por sus
debilidades, si esta relajación no arrastrase consigo la disolución del cuerpo
social y la ruina de los asociados. Los gritos del género humano en los campos
de batalla o en los cuerpos tumultuarios, claman al cielo contra los
inconsiderados y ciegos legisladores, que han pensado que se puede hacer
impunemente ensayos de quiméricas instituciones. Todos los pueblos del mundo
han pretendido la libertad, los unos por las armas, los otros por las leyes,
pasando alternativamente de la anarquía al despotismo, o del despotismo a la
anarquía; muy poco son los que han contentado con pretensiones moderadas,
constituyéndose de un modo conforme a sus miedos, a su espíritu y a sus
circunstancias.
Se debe vivir en
la realidad
No
aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de la
libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la libertad absoluta se
desciende siempre al poder absoluto, y el medio entre estos dos términos es la
suprema libertad social. Teoría abstractas son las que producen la perniciosa
idea de una libertad ilimitada. Hagamos que la fuerza pública se contenga en
los límites que la razón y el interés prescriben; que la voluntad nacional se
contenga en los limites que un justo
poder le señala; que una legislación civil y criminal, análoga a nuestra actual
Constitución, domine imperiosamente sobre el Poder Judiciario, y entonces habrá
un equilibrio y no habrá un choque que embaraza la marcha del Estado, y no
habrá esa complicación que traba en vez de ligar la sociedad.
El amor a las
leyes
es el amor a la
Patria
Para
formar un Gobierno estable se requiere la base de un espíritu nacional, que tenga
por objeto una inclinación uniforme hacia dos puntos capitales, moderar la
voluntad general y limitar la autoridad pública; los términos que fijan
teóricamente estos dos puntos, son de una difícil asignación, pero se puede
concebir que la regla que debe dirigirlos, es la restricción y la concentración
recíproca, a fin de que haya la menos frotación pasible entre la voluntad y el
poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la práctica y el
estudio. El progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la
práctica, y la rectitud del espíritu es la que ensancha el progreso de las
luces.
Las razones del
desamor del pueblo
a las leyes y los
Magistrados
El amor a
la Patria, el amor a las leyes, el amor a los magistrados, son las nobles pasiones
que se deben absorber exclusivamente el alma de un republicano. Los venezolanos
aman la Patria, pero no aman sus leyes, porque éstas han sido nocivas y eran la
fuente del mal; tampoco han podido amar a sus magistrados, porque eran inicuos,
y los nuevos apenas son conocidos en la carrera en que han entrado. Si no hay
un respeto sagrado por la Patria y por las leyes, y por las autoridades, la
sociedad es una confusión, un abismo: es un conflicto singular de hombre a
hombre, de cuerpo a cuerpo.
La unión íntima
como único remedio
Para sacar de este caos nuestra naciente República, todas
nuestras facultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa del
pueblo en un todo: la composición del Gobierno en un todo; la legislación de un
todo: Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestro
ciudadano es diferente; mezclémosla para unirla; nuestras Constitución ha
dividido los Poderes: enlacémoslos para unirlos; nuestras leyes son funestas reliquias de
todos los despotismos antiguos y modernos; que este edificio monstruoso se
derribe, caiga y apartando hasta sus ruinas, elevemos un templo a la justicia,
y bajo los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de Leyes
Venezolanas, Si queremos consultar monumentos y modelos de legislación, la Gran
Bretaña, la Francia, la América Septentrional los ofrecen admirables.
Importancia de la
educación popular
La educación popular debe ser
el cuidado primogénito del amor paternal del congreso. Moral y luces son los
polos de una República; moral y luces son nuestras primeras necesidades.
Tememos de Atenas su Areópago y los guardianes de las costumbres y de sus
leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales domésticos, y haciendo una
santa alianza de estas instituciones morales, renovemos en el mundo la idea de
un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser
virtuoso. Tomemos de Esparta sus austeros establecimientos, y formando de estos
tres manantiales, una fuerte de virtud, demos a nuestra República una cuarta
potestad, cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu
público, las buenas costumbres y la moral republicana. Constituyamos este
Areópago para que vele por la educación de los niños, sobre la instrucción
nacional; para que purifique lo que se haya corrompido en la República, que
acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a la patria, el ocio, la
negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios de corrupción, de
los ejemplos perniciosos, debiendo corregir las costumbres con penas morales,
como las leyes castigan los delitos con
penas aflictivas y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las
burla; no solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente
los que viola la Constitución, sino lo que viola el respeto público. La
jurisdicción de este tribunal verdaderamente santo, deberá ser afectiva con respecto a la educación y a
la instrucción y de opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus anales
o registros donde se consignen sus actas y deliberaciones, los principios
morales y las acciones de los ciudadanos, serán los libros de la virtud y del
vicio; libros que consultará el pueblo para sus resoluciones y los jueces para
sus juicios. Una institución semejante, por más que parezca quimérica, es
infinitamente más realizable que otras que algunos legisladores antiguos y
modernos han establecido con menos utilidad de género humano.
Ciudadanos activos
y ciudadanos pasivos
¡Legisladores!
Por el proyecto de Constitución que reverentemente someto a vuestra sabiduría,
observaréis el espíritu que lo ha dictado. Al proponeros la división de los
ciudadanos en activos y pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional
por las dos grandes palancas de la industria: el trabajo y el saber.
Estimulando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcaza lo más
difícil entre los hombres: hacerlos honrados y felices. Poniendo restricciones
justas y prudentes en las Asambleas primarias electorales, ponemos el primer
dique a la licencia popular evitando la concurrencia tumultuosa y ciega que en
todos los tiempos ha imprimido el desacierto en las elecciones y ha llevado por
consiguiente el desacierto a los magistrados y a la marcha del Gobierno; pues
este acto primordial es el acto generativo de la libertad o de la esclavitud de
un pueblo.
Aumentando
en la balanza de los poderes el peso del Congreso por el número de los
legisladores y la naturaleza del Senado, he procurado darle una base fija a
este primer cuerpo de la nación y revestirlo de una consideración
importantísima para el éxito de sus funciones soberanas.
La unión y
concordia de los Poderes
Separando
con límites bien señalados la Jurisdicción Ejecutiva de la Jurisdicción
Legislativa, no me he propuesto dividir sino enlazar con los vínculos de la
armonía que nace de la independencia, estas potestades supremas, cuyo choque
prolongado jamás ha dejado de aterrar a uno de los contendientes. Cuando deseo
atribuir al Ejecutivo una suma de facultades superiores a la que antes gozaba,
no deseo autorizar a un déspota para que tiranice a la República, sino impedir
que el despotismo beligerante no sea causa inmediata de un circulo de
vicisitudes despóticas en que alternativamente sea reemplazada la anarquía por
la oligarquía o por la monocracia. Al pedir la estabilidad de los jueces, la
creación de un jurado y un nuevo código, he pedido al Congreso la garantía de
la libertad civil, la más preciosa, la más justa, la más necesaria, en una
palabra, la única libertad, pues que sin ella las demás son nulas. He pedido la
corrección de la más lamentables abusos que sufre nuestra judicatura, por ese
origen vicioso de ese piélago de Legislación Española que, semejante al tiempo,
recoge de todas las edades y de todos los hombres así las obras de la demencia como
las del talento, así las producciones sensatas como las extravagantes, así los
monumentos del ingenio como los del capricho. Esta enciclopedia judiciaria,
monstruos de diez mil cabeza, que hasta ahora ha sido el azote de los pueblos
españoles es le suplicio más refinado que la cólera del Cielo ha perdido
descargar sobre este desdichado Imperio.
Prefiere el
centralismo a la federación
Meditando
sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las costumbres que las
guerras y la tiranía nos han dado, me he sentido con la audacia de inventar un
poder moral, sacado del fondo de la obscura antigüedad y de aquellas olvidadas
leyes que mantuvieron algún tiempo la virtud entre los griegos y los romanos.
Bien puede ser tenido por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me
lisonjeo que no desdeñaréis enteramente un pensamiento que, mejorado por la
experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.
Horrorizado
de las divergencias que ha reinado y debe reinar entre nosotros por el espíritu
sutil que caracteriza al gobierno federativo, he sido arrastrado a rogaros para
que adoptéis el centralismo y la reunión de todos los estados de Venezuela en
una República sola e indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital,
redentora, es de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneración
será la muerte.
Mi deber
es, legisladores, presentaros un cuadro prolijo y fiel de mi administración
política, civil y militar; mas sería cansar demasiado vuestra importante
atención y privaros en este momento de un tiempo tan precioso como urgente. En
consecuencia, los Secretarios de Estado darán cuesta al Congreso de sus
diferentes departamentos exhibiendo al mismo los documentos y archivos que
servirán de ilustración para tomar un exacto conocimiento del estado real y
positivo de la República.
Abolición de la
Esclavitud
Yo no os
hablaría de los actos más notables de mi mando, si éstos no incumbiesen a la
mayoría de los venezolanos. Se trata, señor, de las resoluciones más
importantes de este último período. La atroz e impía esclavitud cubría con su
negro manto la tierra de Venezuela, y nuestro cielo se hallaba recargado de
tempestuosas nubes que amenazan un
diluvio de fuego. Yo imploré la protección del Dios de la Humanidad, y luego la
redención disipó la tempestades. La esclavitud rompió sus grillos y Venezuela
se ha visto rodeada de nuevos hijos, de hijos agradecidos que han convertido
los instrumentos de su cautiverio en armas de libertad. Si, los que antes eran
esclavos, ya son libres: los que antes eran enemigos de una madrastra, ya son
defensores de una Patria. Encareceros la justicia, la necesidad y la
beneficencia de esta medida, es superfluo, cuando vosotros sabéis la historia
de los ilotas, de Espartaco y de Haití; cuando vosotros sabéis que no se puede
ser libre y esclavos a la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las
leyes políticas y las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisión la
reforma o revocación de todos mis
Estatutos y Decretos; pero yo imploro la confirmación de la libertad
absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República.
Honores
y recompensas
a
los que hacen la guerra
Representaros la historia
militar de Venezuela, sería recordaros la historia del heroísmo republicano
entre los antiguos; sería deciros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de
los sacrificio hecho sobre el altar de la libertad. Nada ha podido llenar os
nobles pechos de nuestros generosos guerreros, sino los honores sublimes que se
tributan a los bienhechores del género humano. No combatiendo por el poder ni
por la fortuna, ni aun por la gloria, sino tan sólo por la libertad, títulos de
Libertadores de la República son dignos galardones. Yo, pues, fundando una
sociedad sagrada con estos ínclitos varones, he instituido la Orden de
Libertadores de Venezuela. ¡Legisladores! A vosotros pertenecen las facultades
de conceder honores y condecoraciones; vuestro es el deber de ejercer este acto
augusto de la gratitud nacional.
Hombres que se han desprendido
de todos los goces, de todos los bienes que antes poseían como el producto de
su virtud y talentos; hombres que han experimentado cuanto es cruel en una
guerra horrorosa, padeciendo las privaciones más dolorosas y los tormentos más
acerbos; hombres tan beneméritos de la Patria, han debido llamar la atención
del Gobierno; en consecuencia, he mandado a recompensarlos con los bienes de la
Nación. Si he contraído para con el pueblo alguna especie de mérito, pido a sus
representantes oigan mis suplicas como el premio de mis débiles servicios. Que
el Congreso ordene la distribución de los bienes nacionales, conforme a la ley
que a nombre de la República he decretado a beneficio de los militares
venezolanos.
Las
pretensiones de España
Ya que por infinitos triunfos
hemos logrado anonadar las huestes españolas, desesperada la Corte de Madrid ha
pretendido sorprender vanamente la conciencia de los magnánimos Soberanos que acaban de extirpar la usurpación y la
tiranía en Europa y deben ser los protectores de la legitimidad y de la justicia
de la Causa Americana. Incapaz de alcanzar con sus armas nuestra sumisión,
recurre la España a su política insidiosa; no pudiendo vencernos, ha querido
emplear sus artes suspicaces – Fernando se ha humillado hasta confesar que ha
menester de la protección extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo,
aunque todo poder es nulo para imponerlo. – Convencida Venezuela de poseer las
fuerzas suficientes para repeler a sus opresores, ha pronunciado por el órgano
del Gobierno su última voluntad de combatir hasta expirar, por defender su vida
política, no sólo contra la España, si no contra todos los hombres, si todos
los hombres se hubiesen degradado tanto, que abracen la defensa de un gobierno
devorador, cuyos únicos móviles son una España exterminadora y las llamas de la
Inquisición. Un Gobierno que ya no quiere dominio, sino desiertos; ciudades,
sino ruinas; vasallos, sino tumbas. La declaración de la República de Venezuela
es el Acta más gloriosa, más heroica, más digna de un pueblo libre; es la que
con mayor satisfacción tengo el honor de ofrecer al Congreso, ya sancionada por
la expresión unánime del Pueblo Libre de Venezuela.
La
situación del Ejército
de
Venezuela en 1819
Desde la segunda Época de la
República nuestro ejército carecía de elementos militares; siempre ha estado
desarmado; siempre le han faltado municiones; siempre ha estado mal equipado.
Ahora los soldados defensores de la Independencia, no solamente están armado de
la justicia, sino también de la fuerza. Nuestras tropas pueden medirse con las
más selectas de Europa, ya que no hay desigualdad en los medios destructores.
Tan grandes ventajas las debemos a la liberalidad sin límites de algunos
generosos extranjeros que han visto gemir la humanidad y sucumbir la causa de
la razón, y no lo han visto como tranquilos espectadores, sino que han volado
con sus protectores auxilios y han prestado a la República cuanto ella
necesitaba para hacer triunfar sus principios filantrópicos. Estos amigos de la
humanidad son los genios custodios de la América, y a ellos somos deudores de
un eterno reconocimiento religioso a las sangradas obligaciones que con ellos
hemos contraído. La deuda nacional, Legisladores, es el depósito de la fe, del
honor y dela gratitud de Venezuela. Respetadla como la arca santa que encierra
no tanto los derechos de nuestros bienhechores, cuanto la gloria de nuestra
fidelidad. Perezcamos primero que quebrantar un empeño que ha salvado la Patria
y la vida de sus hijos.
Génesis
de la Gran Colombia
La reunión de la Nueva Granada
y Venezuela en un gran estado ha sido el voto uniforme de los pueblos y
gobiernos de estas repúblicas. La suerte de la guerra ha verificado este enlace
tan anhelado por todos los colombianos; de hechos estamos incorporados. Estos
pueblos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus derechos, sus destinos.
Al contemplar la reunión de esta inmensa comarca, mi alma se remonta a la
inminencia que exige la perspectiva colosal que ofrece un cuadro tan asombroso.
Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos
futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el
esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siento arrebatado y me
parece que ya la veo en el corazón del Universo, extendiéndose sobre sus dilatadas
costas, entre esos océanos que la naturaleza había separado y que nuestra
Patria reúne con prolongados y anchurosos canales. Ya le veo servir de lazo, de
centro, de emporio a la familia humana. Ya la veo enviando a todos los recintos
de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro. Ya la veo
distribuyendo por sus divinas plantas de salud y la vida a los hombres
dolientes del Antiguo Mundo. Ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los
sabios que ignoran cuán superior es la suma de las luces a la suma de las
riquezas que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de
la libertad, empuñando el Cetro de la Justicia, coronada por la gloria, mostrar
al Mundo Antiguo la majestad de Mundo Moderno.
Conclusión
Dignaos, Legisladores, acoger
con indulgencia la profesión de mia conciencia política, los últimos votos de
mi corazón y los ruegos fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a
dirigiros. Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente
moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un Gobierno que haga
reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un Gobierno que haga triunfar bajo
el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad.
Señor, empezad vuestras
funciones; yo he terminado las mías.
CASA DEL CONGRESO DE ANGOSTURA
Construida
al comienzo de la segunda mitad del siglo dieciocho para Colegio de latinidad y
primeras letras, ha sido, además, sede del Congreso de Venezuela, del
"Correo del Orinoco", de la
Vicaría Apostólica de la Diócesis de Guayana,
Colegio Federal Liceo Peñalver, Colegio de Abogados, Tribunales de
Justicia y Asamblea Legislativa. Después
de su restauración se destinó a Museo de sitio y asiento de la Biblioteca
Bolivariana. En la parte baja funciona
el Archivo Histórico de Guayana.
Los bolivarenses, quizás más que el
resto de sus connacionales, recuerdan fielmente cada año la histórica fecha del
15 de febrero de 1819 que dio inicio al Congreso autor de la forma constitucional
y jurídica de una nueva República.
Decimos que "los bolivarenses más que el resto de sus connacionales"
porque fue precisamente Ciudad Bolívar, la entonces Santo Tomás de la
Angostura, asiento de todos los Poderes restaurados por ese segundo Congreso
Constituyente de Venezuela reunido aquí hasta que la Carta Fundamental de
Colombia dispuso el traslado de la Capital a la población de Nuestra Señora del
Rosario de Cúcuta, ya no como Congreso de Venezuela, sino como Congreso de la
República naciente que unía a Venezuela, Nueva Granada y Quito.
El inmueble donde se reunió este
Congreso se halla en el Cuadrilátero Histórico de la ciudad y se conserva
intacto gracias a los trabajos de restauración realizados entre 1976 y
1978. Antes había sido declarado Monumento
Público Nacional y venía y sigue siendo el edificio antiguo por el cual los
guayaneses y visitantes de otros lares experimentan mayor respeto y veneración.
Según lo que hemos indagado y leído,
el edificio en su construcción sigue una línea arquitectónica neo-clasista.
La casa fue construida en una de las
partes altas de la ciudad durante la administración del gobernador de la Provincia de Guayana, Manuel Centurión
Guerrero de Torres (1766-1776). Estaba
prácticamente unida al edificio de la Real Hacienda y su patio se extendía
hasta lo que es hoy la Escalinata, donde estaba instalada una campana traída de
la antigua Santo Tomás de la Guayana. De
allí su nombre anterior de "El Campanario".
En la construcción del inmueble, de
dos niveles, siguiendo la topografía accidentada del terreno, se utilizó piedra
del propio cerro El Vigía donde se halla, además de barro, madera y mollejones
adquiridos en Las Antillas. La cubierta
o techo era de tejas corridas sobre dos aguas, pero ésta fue sustituida en
1868, según decreto del gobernador Juan Bautista Dalla Costa Soublette que
ordenaba su total reparación.
Aparecieron entonces las hermosas azoteas moriscas que todavía conserva
y adicionalmente una torre de estilo bizantino.
En 1896, cuando el edificio fue erigido en Universidad, volvió a ser reparado gracias a 30 mil
bolívares acordados por el Congreso Nacional.
Con ese dinero se compraron
muebles, el púlpito del Paraninfo y varios bustos de filósofos y poetas
griegos extrañamente desparecidos.
Durante la Guerra Federal sirvió de
baluarte a las fuerzas del Estado y en 1903 fue habilitada para que funcionara
en ella el Hospital Militar.
En 1974, siendo el doctor Domingo
Álvarez Rodríguez, gobernador, decidió por cuenta del Estado la restauración total
de la Casa debido a que se hallaba en progresivo deterioro. El arquitecto Graziano Gasparini dirigió los
trabajos hasta 1979 que fue declarada Museo de Sitio por el Presidente de la
República, Carlos Andrés Pérez.
Colegio de primeras letras
En el decenio del Gobernador
Centurión, el edificio entró en servicio como Colegio de primeras letras y
latinidad y en el mismo funcionaban también algunas dependencias del gobierno
colonial. Quienes estudiaban allí, obviamente, eran los hijos varones de
familias con cargos en la administración real o de cierto rango en la vida
social angostureña. Pocos estudiantes,
pues la población general era exigua.
En 1817, cuando los patriotas
tomaron la ciudad de Angostura tras un prolongado sitio militar, el inmueble,
uno de lo más cómodos y distinguidos de entonces, fue utilizado como sede del
Gobierno Supremo y en enero de 1819 destinado al segundo Congreso Constituyente
de Venezuela o Congreso de Angostura.
El Congreso de Angostura estuvo
deliberando como tal, desde el 15 de febrero de 1819 hasta el 20 de Enero de
1820, cuando asumió sus funciones una Diputación Permanente. Durante ese lapso se ocupó primordialmente de
aprobar la Constitución de Venezuela y otras leyes y finalmente, tras la
victoria de Bolívar en Boyacá, la Ley Fundamental que crea la República unidad
de Venezuela, Nueva Granada y Quito, con el nombre de Colombia.
La Diputación Permanente estuvo
ocupando el inmueble hasta mayo de 1821 cuando se instaló el Congreso General
de Colombia en la villa de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta.
Correo del Orinoco
Como la Diputación Permanente era de
pocos miembros y no requería de toda la estructura del inmueble, se destinó la
parte de abajo con salida por la Calle Real (Calle Bolívar) para la reubicación
de la imprenta donde se editaba el Correo del Orinoco. De manera que el hebdomadario de los
patriotas reanudó su edición allí desde el No. 92, ya no impreso por Andrés
Roderick sino por Tomás Bradshaw, quien
apenas se sostendrá en el taller
hasta el No. 99, pues a partir de la edición 100 aparece W. B. Stewart,
asistido en la administración por Juan Bernad, quien vivía en la misma casa.
El Correo del Orinoco
continuará editándose en la Casa del
Congreso de Angostura hasta el 23 de marzo de 1822 cuando se extingue al
separarse José Ucroz como gobernador de la provincia de Guayana. La Casa entonces es adquirida por la Diócesis
y habilitada para que desde ella cumplan su actividad social y religiosa los Padres jesuitas enviados desde
Bogotá a raíz de la muerte, ese año de
1822, del Vicario y Provisor, Remigio Pérez Hurtado.
Colegio Federal
El 27 de octubre de 1824, el
Gobierno de Bogotá dicta un Decreto
creando el Colegio Federal de Guayana y dispone como sede el Hospicio de los
Padres Observantes (Convento de la Plaza Centurión), pero por estar en las
afueras de la ciudad resultaba inconveniente.
Receptivo el Gobierno de Colombia en atención a un pedimento, permutó a
la Diócesis la Casa del Congreso, por el Convento. El avalúo del antiguo Convento fue de 26.243,49
pesos y el de la Casa del
Congreso,12.715,37. De todas maneras,
fue imposible instalar el Colegio por falta de recursos económicos y
profesionales.
En 1830 todavía resultaba imposible
instalar el Colegio, sobremanera por el conflicto de separación de Venezuela de
la República de Colombia. Dada esta
situación, Monseñor Mariano Talavera y Garcés al posesionarse como
Administrador Apostólico de la Diócesis de Guayana, ocupó la Casa del Congreso
para instalar allí la Vicaría Apostólica, la cual funcionó hasta que mediante
una reformulación del decreto anterior, el Gobierno de José Antonio Páez
dispuso la apertura del Colegio Federal de Guayana, el 24 de junio de 1840.
De suerte que la Casa del Congreso
llegó a abarcar los tres niveles de la Educación: primaria, secundaria y
universitaria. Hasta 1904 que el
Presidente Cipriano Castro liquidó el nivel universitario, el Colegio había
conferido 34 grados de bachiller en medicina; 19 grados de bachiller en derecho;
9 de bachiller en teología; 19 grados de doctor en medicina; 16 grados de
doctor en derecho y 4 de doctor en teología.
El general Francisco Linares
Alcántara, gobernador del Estado Bolívar, al final de la presidencia de Castro,
dotó al inmueble de alumbrado con gas acetileno y ordenó la ejecución de los
retratos al óleo de los próceres general Pedro León Torres, Fernando Peñalver,
Eusebio Afanador y Juan Vicente Cardozo para colocarlos en el salón donde
sesionó el Congreso de Angostura. Este
decreto se cumplió durante la administración del general Arístides Tellería,
según averiguamos en viejas gacetas del archivo de la Gobernación. Las pinturas fueron hechas por el artista
Antonio Herrera Toro, quien cobró 2.600 bolívares. Otros gobernantes como el doctor Luis Godoy,
siguieron llenando el salón del Congreso con óleos de los demás próceres venezolanos.
Al liquidarse el nivel
universitario, el Colegio Federal continuó con el nivel secundario. El 15 de abril de 1937, el Gobierno Nacional
sustituyó el nombre de Colegio Federal por el de Liceo Peñalver y con ese
nombre permaneció en la Casa del Congreso hasta 1957 que fue reubicado en un
edificio moderno construido en el sector conocido como Las Tinas.
Colegio de Abogados y Tribunales
Posteriormente la Casa sirvió de
sede al Colegio de Abogados, a los Tribunales de Justicia y a la Asamblea
Legislativa, instituciones que hoy tienen sedes propias.
En 1974 cuando el doctor Domingo
Álvarez Rodríguez me pidió le sugiriera alguna obra importante que él pudiera
realizar en beneficio de la ciudad. Le
recomendé la restauración de la Casa del Congreso de Angostura que se hallaba
en estado deplorable. Asimismo que
rescatara la Laguna El Porvenir conforme a un proyecto dejado por Leopoldo
Sucre Figarella y que prolongase el Paseo Orinoco hasta Los Coquitos. A Domingo Álvarez le brillaron los ojos y no
lo pensó dos veces. Inmediatamente
decretó la ejecución de esas obras. La
Casa del Congreso fue sometida a un completo proceso de restauración con
dineros del Estado, bajo la dirección de Graciano Gazparini y allí está con toda su magnificencia neoclásica, desde
el 15 de febrero de 1978 que fue inaugurada junto con la Catedral de Ciudad
Bolívar.
Aparte de su valor histórico, la
casa en sí tiene un valor artístico que impacta al visitante. Sus espacios y niveles tan bien aprovechados,
las azoteas moriscas desde las cuales se domina el paisaje del río, los patios
internos, jardines, y el alto y frondoso Bálsamo de Tolú aromando el ambiente.
Sigue siendo la Casa de la ciudad
más venerada y se mantiene activa a través del antiguo salón de sesiones
parlamentarias, la sala de conciertos, la galería iconográfica de los próceres,
la Biblioteca Bolivariana y el Archivo Histórico reubicado desde la Cárcel
Vieja a la parte baja del inmueble, por supuesto, sitio inapropiado para
conservar y estudiar expedientes con más de ciento cincuenta años de origen.
La entrada está llena de placas conmemorativas y en uno de
los jardines hay una que da cuenta que en esa casa, siendo su padre rector del
colegio, nació el ilustre romancero Héctor Guillermo Villalobos, quien fue
Gobernador del Estado (1945-1946). Es cierto, los rectores del Colegio vivían
allí con su familia y a falta de buenos hoteles en el siglo pasado, allí se
hospedaron personalidades de tránsito como el explorador Francisco Michelena y
Rojas, el novelista colombiano José María Vargas Vila y el poeta carupanero,
fundador de El Universal, Andrés Mata.
[1] En el libro
de actas no existe constancia de estas condecoraciones, pero sí en los
periódicos que cubrieron los actos. En
una nota asentada en la página 80 del libro citado dice que “no fueron
asentadas las actas correspondientes a los números 34 (1989), 35 (1990) y 36
(1991) y la número 37 (1992) adolece de las firmas de los miembros del Consejo
de la Orden. Las actas 35 y 36 no
existen porque el Consejo de la Orden no fue convocado y, por lo tanto, no se
otorgaron condecoraciones los años 1990 y 1991.
No hay comentarios:
Publicar un comentario